Es una de esas historias que te detienen el corazón, de esas que parecen inventadas de lo increíbles que son, pero que te golpean con la fue...
Es una de esas historias que te detienen el corazón, de esas que parecen inventadas de lo increíbles que son, pero que te golpean con la fuerza de la realidad. Era solo un joven con un solo propósito, darle un mejor futuro a sus padres, algo que sentía que en Colombia no iba a encontrar. Por eso, decidió irse como voluntario a la guerra en Ucrania. Lo que no sabía era que en ese intento de cambiar su destino, encontraría la muerte.

Lleferzon Gutiérrez Noreña tenía 27 años, era oriundo de Santa Rosa de Cabal. Soñaba con un futuro mejor para él y su familia, y fue esa esperanza la que lo llevó a firmar un contrato con el ejército ucraniano, tras prestar el servicio militar en Colombia. El domingo Lleferzon falleció en Ucrania, hoy su familia llora su muerte en medio de una guerra ajena, mientras clama por ayuda para traer su cuerpo de regreso a casa.
Ezequiel Gutiérrez León, el padre, le contó a Q'hubo que Lleferzon fue reclutado por la brigada Asalto 47 en Ucrania y firmó un contrato con el coronel Yan Volodymirovych Yatsiischen. Partió del país hace cerca de 45 días, convencido por las promesas de un buen sueldo y de que, en caso de que algo ocurriera, su familia estaría respaldada. Pero nada de eso fue cierto.
Junto a otros ocho soldados, Lleferzon fue enviado a una misión en la ciudad de Kursk. Allí, una bomba detonada por tropas rusas terminó con su vida, la de otros tres colombianos y la de un brasileño. Según testigos, en esa operación no había soldados ucranianos acompañándolos.
“Los están mandando como carne de cañón. No tienen el entrenamiento necesario para estar en una guerra así. A mi hijo lo ilusionaron, lo engañaron”, afirmó su padre. Él fue quien, tocando puertas, supo de la muerte de su hijo gracias a uno de los compañeros heridos. Hasta el momento, dice, ninguna autoridad oficial le ha informado lo ocurrido.
Con el dolor a cuestas
Ezequiel ha recorrido oficinas, cargando registros civiles, pasaporte, cédula y todo documento que pueda servir para lograr lo que ahora se ha vuelto su única prioridad, traer el cuerpo de su hijo a Colombia.
“No quiero que esto le pase a otro padre. No dejen ir a sus hijos a esa guerra, allá solo los están matando”, advierte.
Por ahora, la familia de Lleferzon sigue esperando respuestas. Mientras tanto, su padre no descansa, lucha para que la muerte de su hijo no quede en silencio.

Lleferzon Gutiérrez Noreña tenía 27 años, era oriundo de Santa Rosa de Cabal. Soñaba con un futuro mejor para él y su familia, y fue esa esperanza la que lo llevó a firmar un contrato con el ejército ucraniano, tras prestar el servicio militar en Colombia. El domingo Lleferzon falleció en Ucrania, hoy su familia llora su muerte en medio de una guerra ajena, mientras clama por ayuda para traer su cuerpo de regreso a casa.
Ezequiel Gutiérrez León, el padre, le contó a Q'hubo que Lleferzon fue reclutado por la brigada Asalto 47 en Ucrania y firmó un contrato con el coronel Yan Volodymirovych Yatsiischen. Partió del país hace cerca de 45 días, convencido por las promesas de un buen sueldo y de que, en caso de que algo ocurriera, su familia estaría respaldada. Pero nada de eso fue cierto.
Junto a otros ocho soldados, Lleferzon fue enviado a una misión en la ciudad de Kursk. Allí, una bomba detonada por tropas rusas terminó con su vida, la de otros tres colombianos y la de un brasileño. Según testigos, en esa operación no había soldados ucranianos acompañándolos.
“Los están mandando como carne de cañón. No tienen el entrenamiento necesario para estar en una guerra así. A mi hijo lo ilusionaron, lo engañaron”, afirmó su padre. Él fue quien, tocando puertas, supo de la muerte de su hijo gracias a uno de los compañeros heridos. Hasta el momento, dice, ninguna autoridad oficial le ha informado lo ocurrido.
Con el dolor a cuestas
Ezequiel ha recorrido oficinas, cargando registros civiles, pasaporte, cédula y todo documento que pueda servir para lograr lo que ahora se ha vuelto su única prioridad, traer el cuerpo de su hijo a Colombia.
“No quiero que esto le pase a otro padre. No dejen ir a sus hijos a esa guerra, allá solo los están matando”, advierte.
Por ahora, la familia de Lleferzon sigue esperando respuestas. Mientras tanto, su padre no descansa, lucha para que la muerte de su hijo no quede en silencio.
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