Con el alma hecha pedazos y las manos vacías. Cerca de 20 familias en la comuna Villasantana de Pereira, deben empezar de cero luego de que ...
Con el alma hecha pedazos y las manos vacías. Cerca de 20 familias en la comuna Villasantana de Pereira, deben empezar de cero luego de que un incendio arrasara en segundos sus hogares, construidos durante varios años. Ayer, entre lágrimas, sacaban lo poco que quedó, no para salvarlo, sino para botarlo a la basura: muebles calcinados, ropa convertida en ceniza, recuerdos que ya no existen. El barrio El Otoño huele a humo, a tristeza, e impotencia; los perros caminan desorientados entre las ruinas, buscando su casa, su rincón, su entorno.
“¡Salgan, salgan, se están quemando!”, fue el grito desesperado que despertó a las familias cuando el fuego ya venía en camino, devorándolo todo a su paso. Las víctimas narran con voz temblorosa cómo los vecinos y familiares les tocaban la puerta, los llamaban, les rogaban que salieran antes de que fuera demasiado tarde. En medio del caos y el susto, muchos corrieron descalzos, dejando atrás sus celulares, documentos personales y lo poco o mucho que tenían. Algunos alcanzaron a sacar una moto, un colchón, un televisor, pero la mayoría solo pudo salvar su vida. El fuego no tuvo compasión.
¿Qué pasó?
Todo comenzó a las 11:23 de la noche del domingo 30 de junio. Algunos ya dormían, otros veían televisión sin imaginar que en segundos todo cambiaría. Las llamas comenzaron a propagarse sin control y el caos se apoderó del barrio El Oño.
Daniel Rondan, uno de los damnificados, relató entre lágrimas: “Yo estaba acostado, tenía migraña, cuando escuché los gritos. Decían que se estaba prendiendo la casa, era a dos casas de la mía. De una pensé en mis niños, los saqué, y luego fui por mis abuelos, les tumbé la puerta y logré sacarlos gracias a Dios. Pero lo perdí todo, mi moto, mis cosas, estaba viviendo acá hace tres años. No me dio tiempo de nada, solo de salvar a mi familia”.
Por su parte, José Luis Osorio Pérez, con la voz entrecortada, contó que llevaba 10 años viviendo en el sector junto a sus padres, sus dos hijos y su esposa.
“Estábamos descansando cuando los vecinos comenzaron a gritar que saliéramos, que la casa se estaba quemando. Salimos todos con el perro, sin entender lo que pasaba, solo a esperar afuera que llegaran los bomberos. Desde ahí vimos cómo se nos quemaba todo y solo quedaba apoyarlos a ellos también, tratando de ayudar a apagar la candela”, relató.
A María del Rosario Escobar, el llanto poco le dejaba hablar: “Ya estábamos durmiendo, todas acostadas, escuchamos bulla, pero no pensamos nada malo, empezamos a oír que era un incendio, nos asomamos a la cocina y todo estaba en llamas, cuando íbamos a salir, la puerta se nos atranco, tuvieron que tumbarla para que pudiéramos salir”.

Bomberos
Juan Camilo Ballesteros Sánchez, director del Cuerpo de Bomberos de Pereira, se pronunció sobre la emergencia: “Los organismos de socorro recibieron el llamado por un incendio estructural en el sector de la invasión, inmediatamente despachamos nuestra primera respuesta: una móvil con seis unidades bomberiles. A raíz de la zona geográfica, entendemos que es una zona vulnerable, de invasión, y que el tipo de estructuras es liviano, por lo que se tuvo que despachar la segunda respuesta y activar nuestro plan de ayuda mutua para solicitar el apoyo de Bomberos Dosquebradas, Bomberos Santa Rosa de Cabal y Bomberos Voluntarios de Pereira, en articulación con todos los organismos de socorro para extinguir las llamas. Se vieron afectadas 18 viviendas y un estimado de 20 a 25 familias. En total tuvimos más de 35 unidades bomberiles, cinco máquinas de bomberos y contamos con el apoyo de entidades como Efigas, Energía de Pereira y la Diger”, puntualizó.
Las ayudas
La directora de la Diger, Dayana Andrea Gómez, confirmó desde el lugar de la tragedia en Villasantana que, tras el avance del censo, se reportan 13 viviendas incineradas por completo y 5 más afectadas durante la atención del incendio, dejando un saldo preliminar de 20 familias damnificadas, 38 personas, 7 niños, niñas y adolescentes, 6 adultos mayores y 25 animales de compañía. “Seguimos haciendo la valoración y atendiendo personas en la caseta comunal de Comfamiliar que se acerquen a reportar afectaciones”, dijo. Además, indicó que se entregarán ayudas como mercados, abrigo, kits de cocina y aseo, y se ofrece hospedaje inmediato a quienes no tengan dónde dormir, así como un subsidio de arrendamiento para que puedan comenzar a superar la difícil situación
¿Qué pasó?
Todo comenzó a las 11:23 de la noche del domingo 30 de junio. Algunos ya dormían, otros veían televisión sin imaginar que en segundos todo cambiaría. Las llamas comenzaron a propagarse sin control y el caos se apoderó del barrio El Oño.
Daniel Rondan, uno de los damnificados, relató entre lágrimas: “Yo estaba acostado, tenía migraña, cuando escuché los gritos. Decían que se estaba prendiendo la casa, era a dos casas de la mía. De una pensé en mis niños, los saqué, y luego fui por mis abuelos, les tumbé la puerta y logré sacarlos gracias a Dios. Pero lo perdí todo, mi moto, mis cosas, estaba viviendo acá hace tres años. No me dio tiempo de nada, solo de salvar a mi familia”.
Por su parte, José Luis Osorio Pérez, con la voz entrecortada, contó que llevaba 10 años viviendo en el sector junto a sus padres, sus dos hijos y su esposa.
“Estábamos descansando cuando los vecinos comenzaron a gritar que saliéramos, que la casa se estaba quemando. Salimos todos con el perro, sin entender lo que pasaba, solo a esperar afuera que llegaran los bomberos. Desde ahí vimos cómo se nos quemaba todo y solo quedaba apoyarlos a ellos también, tratando de ayudar a apagar la candela”, relató.
A María del Rosario Escobar, el llanto poco le dejaba hablar: “Ya estábamos durmiendo, todas acostadas, escuchamos bulla, pero no pensamos nada malo, empezamos a oír que era un incendio, nos asomamos a la cocina y todo estaba en llamas, cuando íbamos a salir, la puerta se nos atranco, tuvieron que tumbarla para que pudiéramos salir”.

Bomberos
Juan Camilo Ballesteros Sánchez, director del Cuerpo de Bomberos de Pereira, se pronunció sobre la emergencia: “Los organismos de socorro recibieron el llamado por un incendio estructural en el sector de la invasión, inmediatamente despachamos nuestra primera respuesta: una móvil con seis unidades bomberiles. A raíz de la zona geográfica, entendemos que es una zona vulnerable, de invasión, y que el tipo de estructuras es liviano, por lo que se tuvo que despachar la segunda respuesta y activar nuestro plan de ayuda mutua para solicitar el apoyo de Bomberos Dosquebradas, Bomberos Santa Rosa de Cabal y Bomberos Voluntarios de Pereira, en articulación con todos los organismos de socorro para extinguir las llamas. Se vieron afectadas 18 viviendas y un estimado de 20 a 25 familias. En total tuvimos más de 35 unidades bomberiles, cinco máquinas de bomberos y contamos con el apoyo de entidades como Efigas, Energía de Pereira y la Diger”, puntualizó.
Las ayudas
La directora de la Diger, Dayana Andrea Gómez, confirmó desde el lugar de la tragedia en Villasantana que, tras el avance del censo, se reportan 13 viviendas incineradas por completo y 5 más afectadas durante la atención del incendio, dejando un saldo preliminar de 20 familias damnificadas, 38 personas, 7 niños, niñas y adolescentes, 6 adultos mayores y 25 animales de compañía. “Seguimos haciendo la valoración y atendiendo personas en la caseta comunal de Comfamiliar que se acerquen a reportar afectaciones”, dijo. Además, indicó que se entregarán ayudas como mercados, abrigo, kits de cocina y aseo, y se ofrece hospedaje inmediato a quienes no tengan dónde dormir, así como un subsidio de arrendamiento para que puedan comenzar a superar la difícil situación
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