Pereira, la joya del Eje Cafetero, famosa por su gente cálida y sus paisajes únicos, está atravesando una de sus peores rachas. Hasta la fec...
Pereira, la joya del Eje Cafetero, famosa por su gente cálida y sus paisajes únicos, está atravesando una de sus peores rachas. Hasta la fecha, ya suman 78 homicidios en lo que va del año, una cifra que la ha convertido lamentablemente en la tercera ciudad más violenta de Colombia.


Quién mueve la mafia
La mayoría de los crímenes apuntan a lo mismo, vendettas, ajustes de cuentas, peleas por el control del microtráfico y rivalidades de vieja data. Todo ocurre bajo el amparo de la noche y también del día sin miedo a ser vistos, en esos rincones donde la ley pierde fuerza y los que andan en malos pasos se sienten dueños del terreno.
Pero, ¿por qué tanta sangre en las calles? Muchos coinciden en que las víctimas están ligadas a negocios turbios. Algunos salieron de prisión hace poco y parece que los estaban esperando, mientras que otros eran conocidos por sus líos con el bajo mundo. Al final, el que juega con fuego, tarde o temprano se quema.
El temor se apodera de la ciudad
Ya no hay lugar seguro. La gente anda con los nervios de punta, temiendo que el próximo tiroteo los sorprenda en plena calle. Hace poco, una niña fue alcanzada por una bala perdida mientras caminaba con su mamá. Por suerte, no fue nada grave, pero el susto no se lo quita nadie.
Motos y sicarios, el dúo
Los matones andan en moto, el piloto listo para escapar y el parrillero con el arma en la mano. Llegan, disparan y se esfuman en segundos, dejando a su paso el dolor de familias destrozadas. A veces, para despistar, abandonan el vehículo, como ocurrió en el sector de Cuba, donde mataron a un prestamista y el asesino dejó la moto en una zona boscosa antes de escabullirse. Ni el plan candado sirvió para capturarlo.
¿Qué está haciendo la autoridad?
La Policía Metropolitana sigue realizando operativos para dar con los culpables, llegando a las ollas y a los barrios más peligrosos de la ciudad donde evidentemente se ven resultados y capturas, pero la percepción de muchos es que la seguridad se les fue de las manos.
La mayoría de los crímenes apuntan a lo mismo, vendettas, ajustes de cuentas, peleas por el control del microtráfico y rivalidades de vieja data. Todo ocurre bajo el amparo de la noche y también del día sin miedo a ser vistos, en esos rincones donde la ley pierde fuerza y los que andan en malos pasos se sienten dueños del terreno.
Pero, ¿por qué tanta sangre en las calles? Muchos coinciden en que las víctimas están ligadas a negocios turbios. Algunos salieron de prisión hace poco y parece que los estaban esperando, mientras que otros eran conocidos por sus líos con el bajo mundo. Al final, el que juega con fuego, tarde o temprano se quema.
El temor se apodera de la ciudad
Ya no hay lugar seguro. La gente anda con los nervios de punta, temiendo que el próximo tiroteo los sorprenda en plena calle. Hace poco, una niña fue alcanzada por una bala perdida mientras caminaba con su mamá. Por suerte, no fue nada grave, pero el susto no se lo quita nadie.
Motos y sicarios, el dúo
Los matones andan en moto, el piloto listo para escapar y el parrillero con el arma en la mano. Llegan, disparan y se esfuman en segundos, dejando a su paso el dolor de familias destrozadas. A veces, para despistar, abandonan el vehículo, como ocurrió en el sector de Cuba, donde mataron a un prestamista y el asesino dejó la moto en una zona boscosa antes de escabullirse. Ni el plan candado sirvió para capturarlo.
¿Qué está haciendo la autoridad?
La Policía Metropolitana sigue realizando operativos para dar con los culpables, llegando a las ollas y a los barrios más peligrosos de la ciudad donde evidentemente se ven resultados y capturas, pero la percepción de muchos es que la seguridad se les fue de las manos.
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