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Carlos Enrique Soto, de dirigente comunal a congresista

A los 66 años de edad, los cuales había cumplido el pasado 16 de julio, falleció el
dirigente político Carlos Enrique Soto Jaramillo, quien desde una la modesta dignidad de
dirigente comunal de un barrio del suroccidente de Pereira se convirtió en congresista y
en jefe de un partido político a cuyo amparo crecieron otras figuras de la vida pública. 



Soto había nacido en Marinilla (Antioquia) pero toda su trayectoria política la hizo en
esta región y, paradójicamente murió ayer de un infarto fulminante cuando practicaba el
ciclismo en su pueblo natal, a donde había llegado el fin de semana.

Después de ejercer como líder comunal, Soto fue elegido diputado a la Asamblea de
Risaralda en representación de la Casa de la Democracia, un movimiento que tuvo su
cuna en el barrio Cuba. Fue presidente de la Asamblea y posteriormente alcanzó un
escaño en la Cámara de Representantes y en el Senado de la República. En esta
corporación terminó hace tres años su carrera al perder la curul por una demanda, lo que
le valió también la muerte política. 




A pesar de ser de estirpe liberal, al punto que la Casa de la Democracia había parte del
antiguo directorio de Unidad Liberal, Soto se convirtió después en el jefe indiscutido del
Partido de la U en Risaralda, el cual alcanzó durante su liderazgo los máximos honores al
convertirse en la mayor fuerza política en Risaralda con mayorías en el Concejo de
Pereira y la Asamblea de Risaralda, dos curules en el Congreso y varias alcaldías
municipales, entre ellas la de esta capital. "Yo fui fundador del Nuevo Partido, que luego
se convirtió en el Partido de la U", anotó en un reportaje a EL DIARIO.

Bajo su sombra se proyectaron figuras políticas como los ex alcaldes de Pereira Juan
Manuel Arango Vélez, Enrique Vásquez Zuleta e Israel Alberto Londoño, el ex
congresista Didier Burgos, Juan Carlos Valencia, Diego Barragán Correa, Fernando
Britto Ruiz, Fernán Caicedo, entre otros muchos.

Ironicamente, no logró que su legado se prolongada en el Congreso a través de su hija
Andrea, quien no alcanzó curul en la Cámara de Representantes en las elecciones del
2028. Y, coincidencialmente, el Partido de la U comenzó a desmorarse en manos de quienes lo sucedieron al punto de perder tanto alcaldías como escaños en los concejos, la
Asamblea y el Congreso.

En un reportaje concedido a EL DIARIO después de ser despojado de su curul en el
Senado, al hablar sobre lo que fue su vida, dijo: "He tratado de cumplir la labor con
responsabilidad y decoro. Yo desde muy niño aprendí a que la vida me impulsó allá, a
defenderme y a hacer respetuoso de todo y de todos. Y sin esconder las debilidades, las
equivocaciones, los errores, como todo ser humano que soy, pero también me enseñó a
asumir la tarea que yo acepte llevar a cabo con toda la responsabilidad y al disciplina. Y
eso es lo que he hecho a lo largo de estos años".

Y en cuanto a su legado, anotó: "Mi mayor obra, gracias a Dios y modestia aparte, es
haber sembrado la filosofía del fortalecimiento de la democracia y el respeto. No creo
que pueda encontrar en los 30 años de vida política que yo haya insultado o maltratado a
alguien. Me tratan de arrogante, pueden decirme lo que quieran y no identificarse
conmigo, pero no podrán señalar que yo he tratado de taponar alguna expresión de
censurar lo que se diga, por duro o injusto o malinterpretado que sea. Mi lema fue
"política con seriedad". Y sobre todo que lo he sembrado a muchos de mis amigos, de
que la política hay que hacerla para las generaciones que vienen y que hay que hacerla no
solo pensando en las elecciones siguientes, sino en las generaciones venideras".

Lo cierto es que a lo largo de sus más de 30 años de actividad política son muchas las
obras que se le atribuyen a su gestión desde el Congreso, como el Plan de Choque para el
empleo cuando Pereira alcanzó en el 2008 la cifra más alta de desempleo en su historia,
el Bioparque Ukumarí, el parque lineal, la Calle de la Fundación y el plan de
modernización del Aeropuerto Internacional Matecaña.

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