Lo que debía ser una noche de risas, unión y velitas encendidas para pedir deseos terminó convertido en tristeza, angustia y cenizas. Un inc...
Lo que debía ser una noche de risas, unión y velitas encendidas para pedir deseos terminó convertido en tristeza, angustia y cenizas. Un incendio en el barrio Galaxia dejó a una abuelita de 87 años sin casa, sin enseres y sin lo que más amaba en la vida: su perrita Sari. La familia se quedó en la calle… con el alma rota.

La emergencia
El incendio ocurrió en la manzana 1, casa 3 del barrio Galaxia, a eso de las 8 de la noche, donde el techo era de tejas de polipropileno, material que ardió en segundos. Como todos los 7 de diciembre, la familia estaba celebrando el Día de Velitas. La señora Idalba, hija de doña Nelly, llegó a compartir con su mamá y apenas la había bajado del segundo piso para encender las velitas cuando todo se descontroló.
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Quiénes vivían arriba
En el segundo piso vivían Edilson Montoya, Luz Marina Montoya y doña Nelly Montoya, de 87 años, enferma y dependiente. Ella lo perdió todo: cama, nevera, lavadora, televisor, ropa y lo más doloroso… a Sari, la perrita que la acompañó toda la vida. Era como su hija. Desde la tragedia no ha podido dormir.
Ayudas
La familia ya recibió mercados, sábanas y la promesa de 30 tejas por parte de la Alcaldía. Pero lo que más necesitan son pañales tipo calzón para la abuelita y materiales para reconstruir al menos un salón donde pueda vivir tranquila. No piden una casa completa: solo lo básico, una puerta, una ventana, un inodoro, un lavadero y materiales sencillos.
Idalba Montoya (hija de doña Nelly)
“Gracias a Dios no hubo muertos, pero mi mamá está muy afectada porque la mascotica sí se le quemó. No pudimos sacarla. No ha dormido nada pensando en su perrita. Me la llevé a mi casa y hoy tuve que traerla para que viera cómo quedó todo.” Contacto para ayudar: 312 679 7827.

Edilson Montoya (hermano de doña Nelly)
“No se pudo salvar nada. Nada. Y gracias a los vecinos no se quemó todo el barrio. Si no es por ellos, esto habría sido peor. Solo quedamos con lo que tenemos puesto.”

Otros daños
La primera planta, donde vive Alejandra Giraldo Cano, sobrina de doña Nelly, también quedó afectada: camas mojadas, electrodomésticos dañados por la fuerza de las mangueras y ropa quemada. Las llamas alcanzaron a entrar por el patio.

Bomberos
“Por fortuna logramos evitar la propagación del fuego hacia estructuras vecinas. Se adelanta la evaluación de daños y las posibles causas del incidente”, dijo el bombero Mauricio Valencia.
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La emergencia
El incendio ocurrió en la manzana 1, casa 3 del barrio Galaxia, a eso de las 8 de la noche, donde el techo era de tejas de polipropileno, material que ardió en segundos. Como todos los 7 de diciembre, la familia estaba celebrando el Día de Velitas. La señora Idalba, hija de doña Nelly, llegó a compartir con su mamá y apenas la había bajado del segundo piso para encender las velitas cuando todo se descontroló.
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Mientras la gente del barrio quemaba voladores por montones, uno cayó sobre el techo. Ya habían visto caer otro en un árbol del frente, pero no le pararon bolas porque “eso siempre cae apagado”. Esta vez no. El volador llegó prendido, tocó la teja plástica… y el infierno comenzó.
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Pasaron unos 20 minutos desde que bajaron a doña Nelly hasta que el incendio ya estaba devorando el segundo piso. Como estaban abajo, el techo sobresaliente no dejaba ver las llamas. Fueron los vecinos del frente quienes empezaron a gritar: “¡Se está prendiendo la casa!”. Cuando la familia se acercó al andén para mirar, ya todo estaba tomado por el fuego. Los bomberos llegaron, pero era tarde.

Quiénes vivían arriba
En el segundo piso vivían Edilson Montoya, Luz Marina Montoya y doña Nelly Montoya, de 87 años, enferma y dependiente. Ella lo perdió todo: cama, nevera, lavadora, televisor, ropa y lo más doloroso… a Sari, la perrita que la acompañó toda la vida. Era como su hija. Desde la tragedia no ha podido dormir.
Ayudas
La familia ya recibió mercados, sábanas y la promesa de 30 tejas por parte de la Alcaldía. Pero lo que más necesitan son pañales tipo calzón para la abuelita y materiales para reconstruir al menos un salón donde pueda vivir tranquila. No piden una casa completa: solo lo básico, una puerta, una ventana, un inodoro, un lavadero y materiales sencillos.
Idalba Montoya (hija de doña Nelly)
“Gracias a Dios no hubo muertos, pero mi mamá está muy afectada porque la mascotica sí se le quemó. No pudimos sacarla. No ha dormido nada pensando en su perrita. Me la llevé a mi casa y hoy tuve que traerla para que viera cómo quedó todo.” Contacto para ayudar: 312 679 7827.

Edilson Montoya (hermano de doña Nelly)
“No se pudo salvar nada. Nada. Y gracias a los vecinos no se quemó todo el barrio. Si no es por ellos, esto habría sido peor. Solo quedamos con lo que tenemos puesto.”

Otros daños
La primera planta, donde vive Alejandra Giraldo Cano, sobrina de doña Nelly, también quedó afectada: camas mojadas, electrodomésticos dañados por la fuerza de las mangueras y ropa quemada. Las llamas alcanzaron a entrar por el patio.

Bomberos
“Por fortuna logramos evitar la propagación del fuego hacia estructuras vecinas. Se adelanta la evaluación de daños y las posibles causas del incidente”, dijo el bombero Mauricio Valencia.
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Solidaridad del barrio
La noche del incendio no solo ardió una casa… también se encendió el corazón del barrio. Desde el mismo domingo en la noche, la comunidad se volcó sobre la familia Montoya para que no enfrentaran la tragedia solos. Muchos vecinos se organizaron para recorrer casa por casa pidiendo colaboración. Tocaron puertas, hablaron con los residentes y armaron una cadena de solidaridad que no se ha detenido. Unos llevaron comida, otros acercaron sábanas, cobijas o ropa, y quienes no tenían nada para donar se quedaron ayudando a recoger escombros y acompañando a la abuelita Nelly. Desde muy temprano el lunes, se vio gente entrando y saliendo, pasando baldes, recogiendo cenizas y tratando de rescatar lo poco que quedó. Doña Nelly, a sus 87 años, es muy querida en el sector. Muchos la han visto durante décadas como una figura familiar, de esas que saludan a todos y que todos protegen. Hoy, esa misma comunidad la rodea con cariño.
La noche del incendio no solo ardió una casa… también se encendió el corazón del barrio. Desde el mismo domingo en la noche, la comunidad se volcó sobre la familia Montoya para que no enfrentaran la tragedia solos. Muchos vecinos se organizaron para recorrer casa por casa pidiendo colaboración. Tocaron puertas, hablaron con los residentes y armaron una cadena de solidaridad que no se ha detenido. Unos llevaron comida, otros acercaron sábanas, cobijas o ropa, y quienes no tenían nada para donar se quedaron ayudando a recoger escombros y acompañando a la abuelita Nelly. Desde muy temprano el lunes, se vio gente entrando y saliendo, pasando baldes, recogiendo cenizas y tratando de rescatar lo poco que quedó. Doña Nelly, a sus 87 años, es muy querida en el sector. Muchos la han visto durante décadas como una figura familiar, de esas que saludan a todos y que todos protegen. Hoy, esa misma comunidad la rodea con cariño.
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