Ocho meses de angustia vivieron dos familias que buscaron a sus muchachos sin descanso, aferrándose a la esperanza de verlos volver con vida...
Ocho meses de angustia vivieron dos familias que buscaron a sus muchachos sin descanso, aferrándose a la esperanza de verlos volver con vida. Recorridos por hospitales, estaciones de Policía y Medicina Legal… nada. Hoy, lamentablemente, lo único que queda son los restos de estos dos jóvenes. Con el corazón en pedazos y la fe resistiendo hasta el último minuto, la realidad es una sola, ya no volverán.
¿Qué pasó?
Se confirmó oficialmente que los restos exhumados en zona rural de Santa Rosa de Cabal corresponden a Johan Camilo Osorio García y Sebastián Valencia Vélez, quienes habían desaparecido el 24 de abril junto a Wilmar Ferney Mosquera Marín, conductor de plataforma Uber de 43 años.

La validación se dio en una Mesa de Homicidios del Instituto Nacional de Medicina Legal, donde se certificaron dos casos más que completan las desapariciones del mes de abril. Las exhumaciones se realizaron el 28 de noviembre, en la vereda La Samaria Baja, sector Pinares, donde un testigo señaló el punto exacto. El CTI del Grupo de Homicidios, personal de exhumaciones y unidades caninas, en coordinación con la Fiscalía Cuarta Especializada de Pereira, trabajaron por más de cuatro horas, removiendo la tierra con extremo cuidado para no dañar ningún hueso ni evidencia. En plena excavación, el hallazgo fue doble, dos cuerpos, uno encima del otro, enterrados a pocos metros de una curva.
Las víctimas
Johan Camilo Osorio García
Tenía 17 años, cursaba 9° de bachillerato, no trabajaba, era soltero. Presentaba heridas provocadas con arma corto contundente tipo machete. Vivía con su mamá en Villa Alicia, Cuba, era el menor de tres hermanos. Ese día salió al mediodía; quedó grabado por cámaras, vestía una sudadera negra, camiseta gris, gorra negra.
Sebastián Valencia Vélez
Tenía 28 años, desempleado y soltero. Con lesiones causadas igualmente con machete.
Dato
Los tres, Johan, Sebastián y Wilmar, fueron asesinados de la manera más brutal posible, a machete, Wilmar habría sido degollado. Los tres terminaron enterrados en puntos distintos, pero dentro del mismo municipio.
Ya había sido hallado
El 1 de septiembre, el CTI ya había exhumado el cuerpo de Wilmar Ferney Mosquera Marín en la vereda San Bernardino, Alto del Oso, también en jurisdicción de Santa Rosa.

¿Quiénes los mataron?
Según la investigación, estos crímenes son atribuibles al Grupo de Delincuencia Organizada La Cordillera, como retaliación contra exintegrantes que, al parecer, debían cuentas internas.
La última noche con vida
Todo comenzó el miércoles 24 de abril. Johan y Sebastián salieron desde el barrio El Plumón. Los recogió Wilmar Ferney en un Chevrolet Sail HWU-401 para llevarlos a una supuesta fiesta en una finca. Antes de salir de la ciudad, hicieron una parada en El Rosal, porque uno de ellos iba a comprar marihuana tipo creepy. Esa fue la última vez que los vieron con vida.
Las familias, al ver que no contestaban ni regresaban, vivieron horas eternas. Tuvieron que esperar las 72 horas exigidas por ley para denunciar. A partir de ahí, la Fiscalía inició las labores de búsqueda.
El carro abandonado
El 20 de junio, la comunidad reportó un vehículo sospechoso en la calle 15 con carrera 24 del barrio El Edén. Era el Chevrolet Sail y registraba como hurtado.
Las autoridades confirmaron que era el mismo carro en el que desaparecieron. Desde ese momento, las esperanzas de encontrarlos vivos se desplomaron.
Dato
Los restos trasladados a Medicina Legal fueron sometidos a estudios de ADN y odontología forense para confirmar identidad, basándose también en la cercanía de los lugares donde se hallaron las tres fosas.
La canina
En esta operación fue decisiva Darcy, perra especializada de la Fiscalía.
Tiene ocho años de servicio, entrenada para detectar restos humanos. Ella marcó el punto exacto donde debían cavar. Cada vez que Darcy llega a una escena… encuentra.
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La verdad que nadie quería escuchar
Q’hubo habló con la hermana de Johan Camilo, quien confirmó lo que las familias temían desde hace meses: “sí, sabemos que son ellos”. La joven, completamente destrozada, contó que no existen palabras para describir el vacío que deja esta confirmación y que lo único que desean ahora es que Medicina Legal les entregue los restos para poder despedirse. Las dos familias, unidas por la tragedia y por ocho meses de tortura emocional, esperan el dictamen final para darle el último adiós a sus muchachos, esos mismos que un día salieron de casa y jamás regresaron.
¿Qué pasó?
Se confirmó oficialmente que los restos exhumados en zona rural de Santa Rosa de Cabal corresponden a Johan Camilo Osorio García y Sebastián Valencia Vélez, quienes habían desaparecido el 24 de abril junto a Wilmar Ferney Mosquera Marín, conductor de plataforma Uber de 43 años.

La validación se dio en una Mesa de Homicidios del Instituto Nacional de Medicina Legal, donde se certificaron dos casos más que completan las desapariciones del mes de abril. Las exhumaciones se realizaron el 28 de noviembre, en la vereda La Samaria Baja, sector Pinares, donde un testigo señaló el punto exacto. El CTI del Grupo de Homicidios, personal de exhumaciones y unidades caninas, en coordinación con la Fiscalía Cuarta Especializada de Pereira, trabajaron por más de cuatro horas, removiendo la tierra con extremo cuidado para no dañar ningún hueso ni evidencia. En plena excavación, el hallazgo fue doble, dos cuerpos, uno encima del otro, enterrados a pocos metros de una curva.
Las víctimas
Johan Camilo Osorio García
Tenía 17 años, cursaba 9° de bachillerato, no trabajaba, era soltero. Presentaba heridas provocadas con arma corto contundente tipo machete. Vivía con su mamá en Villa Alicia, Cuba, era el menor de tres hermanos. Ese día salió al mediodía; quedó grabado por cámaras, vestía una sudadera negra, camiseta gris, gorra negra.
Sebastián Valencia Vélez
Tenía 28 años, desempleado y soltero. Con lesiones causadas igualmente con machete.
Dato
Los tres, Johan, Sebastián y Wilmar, fueron asesinados de la manera más brutal posible, a machete, Wilmar habría sido degollado. Los tres terminaron enterrados en puntos distintos, pero dentro del mismo municipio.
Ya había sido hallado
El 1 de septiembre, el CTI ya había exhumado el cuerpo de Wilmar Ferney Mosquera Marín en la vereda San Bernardino, Alto del Oso, también en jurisdicción de Santa Rosa.

¿Quiénes los mataron?
Según la investigación, estos crímenes son atribuibles al Grupo de Delincuencia Organizada La Cordillera, como retaliación contra exintegrantes que, al parecer, debían cuentas internas.
La última noche con vida
Todo comenzó el miércoles 24 de abril. Johan y Sebastián salieron desde el barrio El Plumón. Los recogió Wilmar Ferney en un Chevrolet Sail HWU-401 para llevarlos a una supuesta fiesta en una finca. Antes de salir de la ciudad, hicieron una parada en El Rosal, porque uno de ellos iba a comprar marihuana tipo creepy. Esa fue la última vez que los vieron con vida.
Las familias, al ver que no contestaban ni regresaban, vivieron horas eternas. Tuvieron que esperar las 72 horas exigidas por ley para denunciar. A partir de ahí, la Fiscalía inició las labores de búsqueda.
El carro abandonado
El 20 de junio, la comunidad reportó un vehículo sospechoso en la calle 15 con carrera 24 del barrio El Edén. Era el Chevrolet Sail y registraba como hurtado.
Las autoridades confirmaron que era el mismo carro en el que desaparecieron. Desde ese momento, las esperanzas de encontrarlos vivos se desplomaron.
Dato
Los restos trasladados a Medicina Legal fueron sometidos a estudios de ADN y odontología forense para confirmar identidad, basándose también en la cercanía de los lugares donde se hallaron las tres fosas.
La canina
En esta operación fue decisiva Darcy, perra especializada de la Fiscalía.
Tiene ocho años de servicio, entrenada para detectar restos humanos. Ella marcó el punto exacto donde debían cavar. Cada vez que Darcy llega a una escena… encuentra.
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La verdad que nadie quería escuchar
Q’hubo habló con la hermana de Johan Camilo, quien confirmó lo que las familias temían desde hace meses: “sí, sabemos que son ellos”. La joven, completamente destrozada, contó que no existen palabras para describir el vacío que deja esta confirmación y que lo único que desean ahora es que Medicina Legal les entregue los restos para poder despedirse. Las dos familias, unidas por la tragedia y por ocho meses de tortura emocional, esperan el dictamen final para darle el último adiós a sus muchachos, esos mismos que un día salieron de casa y jamás regresaron.

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