Cinco negocios comerciales quedaron completamente calcinados tras un incendio que arrasó con todo a su paso. El fuego, alimentado por materi...
Cinco negocios comerciales quedaron completamente calcinados tras un incendio que arrasó con todo a su paso. El fuego, alimentado por materiales inflamables, se expandió en cuestión de minutos y no dejó nada en pie.
Las llamas
Ayer viernes, desde muy temprano, los comerciantes regresaron al sitio con la ilusión de encontrar algo que sirviera. Pero lo cierto es que casi todo quedó en cenizas. Entre todos sacaron kilos de escombros e implementos de sus trabajos quemados, limpiaron pisos y organizaron lo poco que se salvó.
De los cinco locales afectados, apenas uno conserva la estructura, aunque tan deteriorada que habrá que reemplazarla. Los demás no tienen nada en pie, dos ebanisterías, una recuperadora de metales (San Lavis), la venta de guaduas y J Equipos Pereira, donde alquilaban maquinaria de construcción.
El incendio comenzó el jueves a las 7 de la noche y la primera llamada de alerta ingresó a la central a las 7:20. Los bomberos de San Fernando fueron los primeros en llegar. La emergencia tardó seis horas en ser controlada, trabajando hasta la 1:30 de la madrugada. No hubo heridos ni animales atrapados, algo que dentro de la desgracia se convirtió en alivio para todos.
Las biblias
Entre todo lo perdido, un detalle conmovió a todos, dos biblias que estaban en una habitación apenas se chamuscaron por las orillas, pero sus páginas quedaron intactas. Como si el mensaje de fe resistiera hasta al fuego más feroz. En su interior, la palabra de Dios quedó intacta.
El poder del fuego
Los combustibles y materiales inflamables que había en los negocios hicieron que el fuego alcanzara entre 10 y 12 metros de altura y crecieran sin control. Esto obligó a un trabajo más intenso de los bomberos, que usaron tres máquinas y un carro cisterna, con un equipo de 35 personas. A la emergencia se unieron bomberos de Dosquebradas, voluntarios de la Defensa Civil, Policía, Efigas, Empresa de Energía, Gestión del Riesgo y vecinos que ayudaron a mover mangueras.
La comunidad también aportó, con hachas rompieron una pared de uno de los negocios, para que los bomberos pudieran entrar y apagar el fuego desde adentro. Algunos alcanzaron a sacar computadores, escritorios y materiales de oficina antes de que todo quedara reducido a nada.
Investigación
Según las primeras indagaciones, el incendio habría empezado por una falla eléctrica en una ebanistería. Mauricio Toro, oficial de servicio del cuerpo de bomberos de Pereira, le dijo a Q’hubo que se sigue investigando para confirmar la causa y recomendó a la comunidad revisar conexiones eléctricas, no sobrecargar tomas y verificar siempre que todo quede apagado al salir.
Juan Ballesteros, director de bomberos de Pereira, también envió un mensaje, “No dejen velas encendidas, cierren el gas y revisen todo en la casa”. Aseguró que, pese a lo fuerte de la emergencia, la rápida reacción permitió evitar que las llamas se extendieran a otros locales cercanos que también manejan madera.
Hernán Rodríguez, dueño de la recuperadora de metales
“Yo vivo en el local y en ese momento estaba con un amigo. Lo primero que sentimos fue olor a cable quemado. Así por encima, calculo pérdidas de unos 15 millones. Todo estaba en regla con los papeles. Ahora toca esperar a ver cómo avanzan los trámites”.
José Rogelio Bermúdez Ríos, negocio de guaduas
“Hace 20 años tengo este negocio, y me llamaron cuando ya no había nada que hacer. Perdí todo. Pido ayuda porque necesito volver a empezar, aquí está toda mi vida. Gracias a Dios mis gallos se salvaron, era lo que más temía, pero igual quedé con las manos vacías”.
Jorge Arbey Grisales, J Equipos Pereira
“El local era de alquiler de maquinaria, teníamos plantas, motores, una camioneta Dimax… todo se quemó. Las pérdidas pueden ser de unos 500 millones. Al menos logramos rescatar algo de herramienta, pero lo más costoso se perdió. Ahora toca ver si consigo un préstamo para volver a levantarme”.
Óscar Bedoya, dueño de una ebanistería (Retales y Restauración)
“Llevo 13 años en este punto y se perdió absolutamente todo. Aquí sobrevivía mi familia, era lo único que teníamos. También alquilaba espacios a otras personas que trabajaban ahí y quedaron igual que yo. Ojalá la alcaldía o la gobernación nos ayuden, porque no sabemos qué va a pasar”.
Pérdidas en cálculo
Aunque algunos comerciantes se atreven a dar cifras aproximadas, la mayoría todavía está en el proceso de sumar lo que se perdió en la tragedia. Entre papeles, mercancía, estructuras y herramientas, las cuentas apenas empiezan a sacarse.
El agua y los hidrantes
Un incendio de este tamaño requiere miles de litros de agua. Los bomberos recordaron que la comunidad debe conocer dónde están ubicados los hidrantes y exigir que se les haga mantenimiento, porque de ellos depende que se pueda responder rápido en una emergencia.
Las llamas
Ayer viernes, desde muy temprano, los comerciantes regresaron al sitio con la ilusión de encontrar algo que sirviera. Pero lo cierto es que casi todo quedó en cenizas. Entre todos sacaron kilos de escombros e implementos de sus trabajos quemados, limpiaron pisos y organizaron lo poco que se salvó.
De los cinco locales afectados, apenas uno conserva la estructura, aunque tan deteriorada que habrá que reemplazarla. Los demás no tienen nada en pie, dos ebanisterías, una recuperadora de metales (San Lavis), la venta de guaduas y J Equipos Pereira, donde alquilaban maquinaria de construcción.
El incendio comenzó el jueves a las 7 de la noche y la primera llamada de alerta ingresó a la central a las 7:20. Los bomberos de San Fernando fueron los primeros en llegar. La emergencia tardó seis horas en ser controlada, trabajando hasta la 1:30 de la madrugada. No hubo heridos ni animales atrapados, algo que dentro de la desgracia se convirtió en alivio para todos.
Las biblias
Entre todo lo perdido, un detalle conmovió a todos, dos biblias que estaban en una habitación apenas se chamuscaron por las orillas, pero sus páginas quedaron intactas. Como si el mensaje de fe resistiera hasta al fuego más feroz. En su interior, la palabra de Dios quedó intacta.
El poder del fuego
Los combustibles y materiales inflamables que había en los negocios hicieron que el fuego alcanzara entre 10 y 12 metros de altura y crecieran sin control. Esto obligó a un trabajo más intenso de los bomberos, que usaron tres máquinas y un carro cisterna, con un equipo de 35 personas. A la emergencia se unieron bomberos de Dosquebradas, voluntarios de la Defensa Civil, Policía, Efigas, Empresa de Energía, Gestión del Riesgo y vecinos que ayudaron a mover mangueras.
La comunidad también aportó, con hachas rompieron una pared de uno de los negocios, para que los bomberos pudieran entrar y apagar el fuego desde adentro. Algunos alcanzaron a sacar computadores, escritorios y materiales de oficina antes de que todo quedara reducido a nada.
Investigación
Según las primeras indagaciones, el incendio habría empezado por una falla eléctrica en una ebanistería. Mauricio Toro, oficial de servicio del cuerpo de bomberos de Pereira, le dijo a Q’hubo que se sigue investigando para confirmar la causa y recomendó a la comunidad revisar conexiones eléctricas, no sobrecargar tomas y verificar siempre que todo quede apagado al salir.
Juan Ballesteros, director de bomberos de Pereira, también envió un mensaje, “No dejen velas encendidas, cierren el gas y revisen todo en la casa”. Aseguró que, pese a lo fuerte de la emergencia, la rápida reacción permitió evitar que las llamas se extendieran a otros locales cercanos que también manejan madera.
Hernán Rodríguez, dueño de la recuperadora de metales
“Yo vivo en el local y en ese momento estaba con un amigo. Lo primero que sentimos fue olor a cable quemado. Así por encima, calculo pérdidas de unos 15 millones. Todo estaba en regla con los papeles. Ahora toca esperar a ver cómo avanzan los trámites”.
José Rogelio Bermúdez Ríos, negocio de guaduas
“Hace 20 años tengo este negocio, y me llamaron cuando ya no había nada que hacer. Perdí todo. Pido ayuda porque necesito volver a empezar, aquí está toda mi vida. Gracias a Dios mis gallos se salvaron, era lo que más temía, pero igual quedé con las manos vacías”.
Jorge Arbey Grisales, J Equipos Pereira
“El local era de alquiler de maquinaria, teníamos plantas, motores, una camioneta Dimax… todo se quemó. Las pérdidas pueden ser de unos 500 millones. Al menos logramos rescatar algo de herramienta, pero lo más costoso se perdió. Ahora toca ver si consigo un préstamo para volver a levantarme”.
Óscar Bedoya, dueño de una ebanistería (Retales y Restauración)
“Llevo 13 años en este punto y se perdió absolutamente todo. Aquí sobrevivía mi familia, era lo único que teníamos. También alquilaba espacios a otras personas que trabajaban ahí y quedaron igual que yo. Ojalá la alcaldía o la gobernación nos ayuden, porque no sabemos qué va a pasar”.
Pérdidas en cálculo
Aunque algunos comerciantes se atreven a dar cifras aproximadas, la mayoría todavía está en el proceso de sumar lo que se perdió en la tragedia. Entre papeles, mercancía, estructuras y herramientas, las cuentas apenas empiezan a sacarse.
El agua y los hidrantes
Un incendio de este tamaño requiere miles de litros de agua. Los bomberos recordaron que la comunidad debe conocer dónde están ubicados los hidrantes y exigir que se les haga mantenimiento, porque de ellos depende que se pueda responder rápido en una emergencia.
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