La tranquilidad en el municipio de La Celia se vio interrumpida por un millonario hurto que tiene a las autoridades de Risaralda con la lupa...
La tranquilidad en el municipio de La Celia se vio interrumpida por un millonario hurto que tiene a las autoridades de Risaralda con la lupa puesta sobre los responsables, luego de que un comerciante fuera víctima del robo de su compraventa de café, ubicada en la zona céntrica del municipio.
¿Qué pasó?
El hecho ocurrió en la madrugada del sábado 9 de agosto, exactamente a las 2:34, en pleno barrio Centro, donde funciona la reconocida compraventa de café “Guevara”, un negocio tradicional de la zona.
El comerciante afectado contó que, mientras todos dormían, los ladrones aprovecharon la soledad de las calles para hacer de las suyas. Primero, violentaron los candados del portón principal y forzaron la entrada. Ya adentro, no se conformaron con abrir cajones o revolver el lugar, sino que se dirigieron directamente a la oficina, donde estaba el botín: nada menos que 30 millones de pesos en efectivo, guardados en los cajones del escritorio. Estos también fueron destruidos para sacar la plata.
Pero, antes de todo, los ladrones hicieron algo que demuestra que no eran improvisados: cortaron los cables del circuito cerrado de televisión, dejando el lugar sin registro de cámaras, lo que podría complicar la identificación de los delincuentes.
Fue hacia las 7:00 de la mañana cuando el comerciante, al llegar y ver los destrozos, se dio cuenta del robo y, de inmediato, llamó a la Policía. Hasta allí llegaron unidades de la Sijín de la Policía de Risaralda, quienes inspeccionaron el sitio, buscaron huellas, levantaron pruebas y comenzaron la investigación para dar con los ladrones que, en cuestión de minutos, se llevaron el botín.
¿Qué pasó?
El hecho ocurrió en la madrugada del sábado 9 de agosto, exactamente a las 2:34, en pleno barrio Centro, donde funciona la reconocida compraventa de café “Guevara”, un negocio tradicional de la zona.
El comerciante afectado contó que, mientras todos dormían, los ladrones aprovecharon la soledad de las calles para hacer de las suyas. Primero, violentaron los candados del portón principal y forzaron la entrada. Ya adentro, no se conformaron con abrir cajones o revolver el lugar, sino que se dirigieron directamente a la oficina, donde estaba el botín: nada menos que 30 millones de pesos en efectivo, guardados en los cajones del escritorio. Estos también fueron destruidos para sacar la plata.
Pero, antes de todo, los ladrones hicieron algo que demuestra que no eran improvisados: cortaron los cables del circuito cerrado de televisión, dejando el lugar sin registro de cámaras, lo que podría complicar la identificación de los delincuentes.
Fue hacia las 7:00 de la mañana cuando el comerciante, al llegar y ver los destrozos, se dio cuenta del robo y, de inmediato, llamó a la Policía. Hasta allí llegaron unidades de la Sijín de la Policía de Risaralda, quienes inspeccionaron el sitio, buscaron huellas, levantaron pruebas y comenzaron la investigación para dar con los ladrones que, en cuestión de minutos, se llevaron el botín.

COMENTARIOS