Se las estaba dando de comerciante de plátanos, pero lo que cargaba era una moto con placa falsa y una condena por tráfico de estupefaciente...
Se las estaba dando de comerciante de plátanos, pero lo que cargaba era una moto con placa falsa y una condena por tráfico de estupefacientes encima. Lo sorprendieron en el parque industrial.

¿Qué pasó
El viernes 1 de agosto, a las 4:30 de la tarde, la Policía interceptó a Raúl Felipe López Giraldo, de 24 años, cuando se movilizaba en una motocicleta azul marca Suzuki, con placa GQM19D, por el sector B, manzana 15. Al verificar los datos en el sistema, descubrieron que la matrícula no correspondía al vehículo que manejaba, ya que estaba registrada a nombre de otra moto marca Qingqi, modelo 2013, matriculada en Dosquebradas. El hombre, natural de Bogotá y residente en Marsella, tenía una sentencia vigente y aún así andaba paseando como si nada en Pereira.
Delitos imputados
Fue capturado por falsedad marcaria al portar una placa que no le pertenecía, y por fuga de presos, pues debía estar cumpliendo una condena en su residencia, pero prefirió recorrer las calles de la capital risaraldense como si fuera libre.
La condena
Desde el 17 de octubre de 2024, López Giraldo carga con una pena de 5 años y 2 meses por tráfico y fabricación de estupefacientes, la cual debía cumplir en la manzana D, casa 04 del conjunto Bosques de Acuarela, en el municipio de Marsella. Sin embargo, la tentación de salir a la calle pudo más.
Lo que dijo
Cuando le dieron la palabra, no se quedó callado, se excusó diciendo que estaba trabajando con unos plátanos para mantener a su familia, ya que es él quien provee en su casa y que la motocicleta la había comprado a un hombre que se fue a trabajar con el café al Tolima. Aseguró no saber que la placa pertenecía a otra moto, y que simplemente la compró porque se la ofrecieron barata.
La audiencia
En la audiencia de formulación de imputación de cargos, Raúl Felipe no aceptó los delitos. La Fiscalía 33 solicitó medida de aseguramiento, pero el juez decidió mantenerlo cumpliendo la condena desde su domicilio, bajo la condición de no volver a repetir la gracia de salir a las calles. La suerte le sigue sonriendo, aunque esta vez tendrá que quedarse quieto, por lo menos hasta que se le acabe la pena.

¿Qué pasó
El viernes 1 de agosto, a las 4:30 de la tarde, la Policía interceptó a Raúl Felipe López Giraldo, de 24 años, cuando se movilizaba en una motocicleta azul marca Suzuki, con placa GQM19D, por el sector B, manzana 15. Al verificar los datos en el sistema, descubrieron que la matrícula no correspondía al vehículo que manejaba, ya que estaba registrada a nombre de otra moto marca Qingqi, modelo 2013, matriculada en Dosquebradas. El hombre, natural de Bogotá y residente en Marsella, tenía una sentencia vigente y aún así andaba paseando como si nada en Pereira.
Delitos imputados
Fue capturado por falsedad marcaria al portar una placa que no le pertenecía, y por fuga de presos, pues debía estar cumpliendo una condena en su residencia, pero prefirió recorrer las calles de la capital risaraldense como si fuera libre.
La condena
Desde el 17 de octubre de 2024, López Giraldo carga con una pena de 5 años y 2 meses por tráfico y fabricación de estupefacientes, la cual debía cumplir en la manzana D, casa 04 del conjunto Bosques de Acuarela, en el municipio de Marsella. Sin embargo, la tentación de salir a la calle pudo más.
Lo que dijo
Cuando le dieron la palabra, no se quedó callado, se excusó diciendo que estaba trabajando con unos plátanos para mantener a su familia, ya que es él quien provee en su casa y que la motocicleta la había comprado a un hombre que se fue a trabajar con el café al Tolima. Aseguró no saber que la placa pertenecía a otra moto, y que simplemente la compró porque se la ofrecieron barata.
La audiencia
En la audiencia de formulación de imputación de cargos, Raúl Felipe no aceptó los delitos. La Fiscalía 33 solicitó medida de aseguramiento, pero el juez decidió mantenerlo cumpliendo la condena desde su domicilio, bajo la condición de no volver a repetir la gracia de salir a las calles. La suerte le sigue sonriendo, aunque esta vez tendrá que quedarse quieto, por lo menos hasta que se le acabe la pena.
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