Las fuertes lluvias de los últimos días en el municipio de Cartago, norte del Valle, desataron una verdadera tragedia para decenas de famili...
Las fuertes lluvias de los últimos días en el municipio de Cartago, norte del Valle, desataron una verdadera tragedia para decenas de familias que lo perdieron todo. La creciente del río La Vieja y el desbordamiento del caño Ortez convirtieron calles en ríos y hogares en ruinas llenas de barro y desolación.
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¿Qué pasó?
El aguacero más bravo cayó el viernes 2 de mayo a las 4:00 de la tarde y provocó inundaciones en el 90% de los barrios Ortez y Brisas del Río, donde el agua y el lodo entraron con fuerza a las casas, dañando enseres, colchones, electrodomésticos y hasta los sueños de muchas personas que lo habían conseguido todo con años de trabajo y sacrificio.
Fue tal la fuerza del agua que arrastraba lo que encontraba a su paso. Por fortuna, no hubo víctimas que lamentar, pero sí muchas lágrimas de impotencia y dolor de quienes vieron cómo el esfuerzo de toda una vida se esfumó en cuestión de minutos. El 90% de los hogares de estos sectores quedaron inundados y con pérdidas totales. A pesar de la magnitud del desastre, los primeros en llegar fueron los héroes de siempre: los Bomberos, la Defensa Civil, la Cruz Roja y autoridades municipales.
Entre los testimonios que más parten el alma está el de la señora Angélica, madre cabeza de hogar con dos hijos pequeños, que vive en una casa de inquilinato y sobrevivía con la venta de arepas frente a su casa.
"El agua me quitó el trabajo, mi forma de sacar adelante a mis niños. No tengo nada… ni siquiera una cama donde acostarlos. Le pido a Dios y a la gente de buen corazón que me ayuden a empezar de nuevo", dijo con la voz quebrada y tristeza.

La tragedia también golpeó a los areneros del barrio La Planera, quienes viven en el río y no pueden trabajar. A ellos también se les entregaron mercados, gracias a la gestión de la Alcaldía y la Gobernación del Valle, que comenzó a llegar con ayudas humanitarias. Las calles en la zona urbana quedaron como ríos y en el área rural se reportaron deslizamientos de tierra.
El Puesto de Mando Unificado quedó instalado en la sede del Cuerpo de Bomberos de Cartago, desde donde se coordina la atención a todos los damnificados y la recolección de escombros. Mientras tanto, los cartagüeños caminan con el alma rota entre el barro, recogiendo lo poco que les quedó, aferrados a la esperanza de que pronto volverán a levantarse.
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¿Qué pasó?
El aguacero más bravo cayó el viernes 2 de mayo a las 4:00 de la tarde y provocó inundaciones en el 90% de los barrios Ortez y Brisas del Río, donde el agua y el lodo entraron con fuerza a las casas, dañando enseres, colchones, electrodomésticos y hasta los sueños de muchas personas que lo habían conseguido todo con años de trabajo y sacrificio.
Fue tal la fuerza del agua que arrastraba lo que encontraba a su paso. Por fortuna, no hubo víctimas que lamentar, pero sí muchas lágrimas de impotencia y dolor de quienes vieron cómo el esfuerzo de toda una vida se esfumó en cuestión de minutos. El 90% de los hogares de estos sectores quedaron inundados y con pérdidas totales. A pesar de la magnitud del desastre, los primeros en llegar fueron los héroes de siempre: los Bomberos, la Defensa Civil, la Cruz Roja y autoridades municipales.
Entre los testimonios que más parten el alma está el de la señora Angélica, madre cabeza de hogar con dos hijos pequeños, que vive en una casa de inquilinato y sobrevivía con la venta de arepas frente a su casa.
"El agua me quitó el trabajo, mi forma de sacar adelante a mis niños. No tengo nada… ni siquiera una cama donde acostarlos. Le pido a Dios y a la gente de buen corazón que me ayuden a empezar de nuevo", dijo con la voz quebrada y tristeza.

La tragedia también golpeó a los areneros del barrio La Planera, quienes viven en el río y no pueden trabajar. A ellos también se les entregaron mercados, gracias a la gestión de la Alcaldía y la Gobernación del Valle, que comenzó a llegar con ayudas humanitarias. Las calles en la zona urbana quedaron como ríos y en el área rural se reportaron deslizamientos de tierra.
El Puesto de Mando Unificado quedó instalado en la sede del Cuerpo de Bomberos de Cartago, desde donde se coordina la atención a todos los damnificados y la recolección de escombros. Mientras tanto, los cartagüeños caminan con el alma rota entre el barro, recogiendo lo poco que les quedó, aferrados a la esperanza de que pronto volverán a levantarse.
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