El grado de violencia e intolerancia que se vive en la región ha llegado a su punto más extremo y lo peor es que está cobrando vidas de per...
El grado de violencia e intolerancia que se vive en la región ha llegado a su punto más extremo y lo peor es que está cobrando vidas de personas buenas y trabajadoras que solo quieren vivir tranquilas. Lo ocurrido en la noche del viernes en la vereda El Placer de Ansermanuevo es un ejemplo de la descomposición social.
Se trató del crimen de los esposos Bernardo Benavides Guarín, de 61 años, y María Nubia Durango, de 76, residentes en la finca La Esperanza, donde además de la agricultura, trabajaba en una tienda de su propiedad.
Por una deuda
Las primeras investigaciones del caso indican que esta respetada pareja fue atacada por un ciudadano venezolano, residente en la zona, quien al parecer días atrás había fiado algunos productos, pero ‘no recordaba’ que tenía que pagarlos; por el contrario, todo indica que el viernes regresó al negocio y muy conchudo, volvió a pedir algo fiado.
Se indicó que don Bernardo le reclamó por la plata que debía, pues la suma ya ascendía a los $180 mil y le advirtió que, hasta que no se pusiera al día, no le vendería nada más.
Esta determinación del propietario causó la ira en el extranjero que sin arrepentimiento lo atacó con cuchillo, lo mismo que a la señora Nubia, quien estaba presente.
Pidió ayuda
Don Bernardo alcanzó a llamar a uno de sus hijos, para ponerlo al tanto de la grave situación, pero estaba en Cartago a dos horas de distancia; sin embargo, hizo todo lo posible por llegar rápido y al arribar a la morada de sus padres, en efecto los encontró malheridos. En un vehículo particular los llevó al hospital Santa Ana de los Caballeros de Ansermanuevo, a donde por desgracia llegaron sin signos vitales.
Los dolientes reclamaron los cuerpos en la morgue de Cartago.
Investigan
La Sijín de Cartago quedó encargada de la investigación y se espera toda la colaboración para esclarecer este delito que generó tristeza y pesar en toda la comunidad de la vereda El Placer de Ansermanuevo, donde nunca había ocurrido un hecho como este.
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