Liliana Cardona Marín El 23 de enero quedará en la memoria de 13 familias del área rural del Municipio Industrial, como el día en que la nat...
Liliana Cardona Marín
El 23 de enero quedará en la memoria de 13 familias del área rural del Municipio Industrial, como el día en que la naturaleza les hizo pasar el susto de sus vidas. El lunes a las 11:00 de la mañana el aviso urgente de que evacuaran llegó por parte de los vecinos de la parte alta, quienes les avisaban de un deslizamiento, cuando vieron que la tierra no los podía alcanzar regresaron, pero a eso de las 2:00 p.m., mientras almorzaban les volvieron a gritar de la parte alta que salieran.
En esa segunda oportunidad ya vieron que el caudal de la quebrada La Víbora había cambiado su cantidad y comportamiento habitual. Pero llegó la noche y entendieron que la tierra que se había desprendido con material vegetal había taponado el box Coulvert, ante esta situación cualquier cuerpo de agua por inofensivo que parezca se convierte en un enemigo de enormes proporciones.
“Empresas Públicas está allá quitando todo el material del box Coulvert, para que vuelva a la normalidad. Eso fue una alarma, pero era mejor ponerle atención y eso hicimos hasta más de la 1:00 de la mañana del martes. Gracias a Dios no pasó nada que lamentar, pero el tema de las quebradas está para enloquecer”.
‘El alcalde dio a conocer que las diferentes dependencias se trasladaron a la zona para atender la situación, se realizaron labores de atención a las familias damnificadas con la entrega de ayudas humanitarias, así como la remoción de material vegetal y de la sedimentación de la zona con apoyo de la comunidad’, se afirma en el comunicado.
“Ese día por la mañana no estaba en la casa y me llamaron a contarme que venía una avalancha, cuando llegó mi esposo bajé y nos gritaban que saliéramos. Sacamos un poquito de ropa, lo que pudimos y ya. Como apenas se estaba represando bajaba por tandas y todavía falta una parte por venirse, ya nos dijeron que el barro llega hasta las rodillas”, contó doña Marcela.
Hasta ese momento las mujeres relataron que había más familias en la parte de abajo, pero que la Diger apenas estaba haciendo las encuestas. El problema al que se enfrentaban estas madres en ese momento era por falta de agua potable, porque la que salía por los grifos llegaba empantanada y aunque tenían gaseosa, este líquido no quita la sed como tal.
“Si los vecinos de arriba no nos alertan que venía la avalancha, allá nos coge a todos. Nos trasladaron ya en horas de la noche, le dije a una chica de la Diger que si nos colaboraban con colchonetas, porque no teníamos dónde quedarnos, a eso de la medianoche nos las trajeron. Necesitamos la presencia del alcalde, porque solo hemos visto a los bomberos y Diger”, expresó María Eugenia Cardona.
El 23 de enero quedará en la memoria de 13 familias del área rural del Municipio Industrial, como el día en que la naturaleza les hizo pasar el susto de sus vidas. El lunes a las 11:00 de la mañana el aviso urgente de que evacuaran llegó por parte de los vecinos de la parte alta, quienes les avisaban de un deslizamiento, cuando vieron que la tierra no los podía alcanzar regresaron, pero a eso de las 2:00 p.m., mientras almorzaban les volvieron a gritar de la parte alta que salieran.
En esa segunda oportunidad ya vieron que el caudal de la quebrada La Víbora había cambiado su cantidad y comportamiento habitual. Pero llegó la noche y entendieron que la tierra que se había desprendido con material vegetal había taponado el box Coulvert, ante esta situación cualquier cuerpo de agua por inofensivo que parezca se convierte en un enemigo de enormes proporciones.
El reporte desde la alcaldía
La emergencia no se hizo esperar y el alcalde Diego Ramos junto a su equipo trasnocharon en la observación del comportamiento de la La Víbora y el talud, preventivamente ordenaron el traslado de seis familias a la escuela en la parte alta de la vereda.“Empresas Públicas está allá quitando todo el material del box Coulvert, para que vuelva a la normalidad. Eso fue una alarma, pero era mejor ponerle atención y eso hicimos hasta más de la 1:00 de la mañana del martes. Gracias a Dios no pasó nada que lamentar, pero el tema de las quebradas está para enloquecer”.
Boletín de las 3:30 del martes 24
En esta comunicación el reporte indicaba que estaba ‘Superada la etapa crítica en la vereda Buena Vista’. Allí se explicaba que la emergencia generada por el deslizamiento de tierra en la quebrada que recorre la vereda Buena Vista de la localidad, requirió de evaluación de la situación por parte del Consejo Municipal de Gestión de Riesgo, que determinó que 13 familias se encontraban en riesgo, por lo que fueron evacuadas de forma preventiva.‘El alcalde dio a conocer que las diferentes dependencias se trasladaron a la zona para atender la situación, se realizaron labores de atención a las familias damnificadas con la entrega de ayudas humanitarias, así como la remoción de material vegetal y de la sedimentación de la zona con apoyo de la comunidad’, se afirma en el comunicado.
Así lo relató la comunidad…
María Licencia Ospina, María Eugenia Cardona y Ana Marcela Rivera, son solo tres de las mamás con hijos pequeños que fueron trasladadas con sus respectivas familias a la escuela. Ellas recibieron colchonetas y cobijas, cuando el periódico llegó pasado el mediodía de ayer a constatar cómo se encontraban, las halló en un salón grande del segundo piso, con la puerta cerrada por el viento que puede resfriar a los niños y sin ducharse, porque la escuela no está pensada para emergencias de este tipo.“Ese día por la mañana no estaba en la casa y me llamaron a contarme que venía una avalancha, cuando llegó mi esposo bajé y nos gritaban que saliéramos. Sacamos un poquito de ropa, lo que pudimos y ya. Como apenas se estaba represando bajaba por tandas y todavía falta una parte por venirse, ya nos dijeron que el barro llega hasta las rodillas”, contó doña Marcela.
Hasta ese momento las mujeres relataron que había más familias en la parte de abajo, pero que la Diger apenas estaba haciendo las encuestas. El problema al que se enfrentaban estas madres en ese momento era por falta de agua potable, porque la que salía por los grifos llegaba empantanada y aunque tenían gaseosa, este líquido no quita la sed como tal.
“Si los vecinos de arriba no nos alertan que venía la avalancha, allá nos coge a todos. Nos trasladaron ya en horas de la noche, le dije a una chica de la Diger que si nos colaboraban con colchonetas, porque no teníamos dónde quedarnos, a eso de la medianoche nos las trajeron. Necesitamos la presencia del alcalde, porque solo hemos visto a los bomberos y Diger”, expresó María Eugenia Cardona.
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