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Pereira perdió a ‘Borolitas’

Liliana Cardona Marín


Son muy pocos los colombianos que desconocen el renombre artístico y prenda de garantía para un show que significa Alci Acosta (El hijo de Soledad, Atlántico). Ahora bien, tampoco era posible pasar por alto el sonido de las maracas que por 45 años acompañaron al maestro de ‘La Copa Rota’, porque este sello inconfundible lo produjo sin pausa el pereirano Guillermo Henao, más conocido como ‘Borolas’.




Corría la década de los años 70, tiempos de la Sonora Matancera y de la rumba sin control. Alci llegó a la ́Perla del Otún’, para presentarse en un sitio muy de moda frente al batallón San Mateo, que se llamaba ‘Pupeto’, Borolas trabajaba como presentador artístico de la reconocida orquesta, después de haber recorrido Sudamérica, como payaso.



Borolas casi nunca fue Guillermo

Fernando Tabares, percusionista de la agrupación Nueva Clase de Pereira, tuvo la oportunidad de compartir con el querido Borolas, más de 20 años de trasegar artístico y le contó a El Diario, algunas anécdotas. “Llamé al manager y le pregunté cómo estaba el Maestro con la noticia y me respondió que muy callado”.


Sobre los inicios de esta camaradería comentó que “Lo de Borolas y Alci fue algo parecido a un amor a primera vista, mejor dicho fueron unos hermanos. Compartían la habitación en los hoteles durante las giras y Borolas llegaba a Barranquilla a pasar vacaciones en la casa de los Acosta”.


La nostalgia de Tabares, no se va en ningún momento del relato, fueron tantas las presentaciones y las horas en un bus con él, que solo quedaron buenos recuerdos: “Borolas era pura alegría, no lo llegué a ver enojado, contaba chistes y cuando nos subíamos cansados al bus a las 2:00 o 3:00 de la mañana, se ponía a cantar boleros de la Sonora Matancera, entonces el Maestro le decía: ‘duérmase y deje dormir’, a lo que Borolas le contestaba: ‘duerma usted que ya cantó, yo apenas voy a empezar’”.


Don Guillermo Henao era muy querido donde llegaba, se veía muy bien vestido de blanco de pies a cabeza, “fue autodidacta y lo hacía muy bien”, su particular forma de bailar mientras interpretaba las maracas creaba un show alterno, tanto así que años atrás él hacía la caída de la hoja y la gente enloquecía, pero aún con todo ese reconocimiento nunca tuvo la idea de crear su propia agrupación.




Cosas de Borolas

“Alci le tenía que exigir que se subiera en un avión cuando las presentaciones eran muy lejos o que mejor no fuera, a lo que él respondía que no había de qué preocuparse, que él se iba para la Terminal de Pereira dos días antes y llegaba al hotel sin problema. De 10 viajes 8 los hacía por tierra”, recuerda Tabares.


“¿Cómo se va a venir hasta Barrancabermeja por tierra? le decía Alci Acosta, ‘se viene en avión, hágale a ver’”, le tenía que ordenar el que era dos años menor, quien como buen hermano también estaba al pendiente económicamente de Borolas, cuando las presentaciones escaseaban.


Después de la Pandemia fueron pocas las presentaciones, la última fue en el hotel San Carlos de Pereira, cinco meses atrás. Borolas se encontraba delicado de salud, tenía episodios de ausencia de memoria, comenta el percusionista “era tanto el amor por la música que cuando tenía destellos de lucidez tomaba las maracas y empezaba a tocar, nunca lo ví tomar, si mucho un whisky para calorearse”.


Henao había nacido un 25 de octubre de 1936, muchos años para amar los escenarios, pero más que eso a la ‘Mechita’, (su América de Cali) que lo ponía a preguntar al público, quién más como él era hincha y que generaba una jocosa rivalidad con Alci Acosta, quien le decía que el Junior de Barranquilla, era mejor.


“El amor por Pereira era otra cosa indiscutible. Donde iba hablaba de la ciudad, del café y sus bellas mujeres, así como del empuje de los hombres”. Uno de los logros más importantes en su carrera fue haber trabajado junto a otros 95 músicos de la Filarmónica de Bogotá, elegantemente vestido de traje y corbatín, para la producción Alci Acosta Sinfónico.


Este año se tiene prevista la despedida definitiva de Alci Acosta de los escenarios, allí hará mucha falta el carisma del maraquero. A los 86 años partió hacia el cielo el gran Borolas, no tuvo que subirse en un avión, porque las almas grandes llegan directo donde Dios.


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