Liliana Cardona Marín En el sector denominado Comfamiliar de este barrio, existía una situación que por meses preocupó a los presidentes de ...
Liliana Cardona Marín
En el sector denominado Comfamiliar de este barrio, existía una situación que por meses preocupó a los presidentes de junta y habitantes de la parte de abajo, ya que de las siete recámaras de aguas negras, seis botaban el contenido por las tapas cuando llovía fuerte y de la otra el contenido emanaba siempre y burbujeaba a un lado de la tapa, luego se derramaba por las escaleras situadas en medio de las casas.
Con solo entrar por el camino vecinal que conduce a estas viviendas se podía percibir un olor bastante pesado. Y es que en una longitud de más o menos dos cuadras, las cámaras colectoras reciben en total toda el agua de los vecinos de arriba, los perjudicados cuentan que baja con basura de la parte alta del barrio, en donde es bastante conocido el problema de los residuos sin control.
“Lo que más preocupa es la salud de niños y personas de la tercera edad que ya presentan enfermedades y se aumentó la presencia de mosquitos. No se sabe qué es peor si cuando llueve, porque se rebosan las recámaras o cuando hace sol que se alborotan los olores de forma terrible”, expresó esa mañana Luz Branny Rentería, presidente de la Junta de Remanso Comfamiliar.
Pero ayer muy temprano y para sorpresa de la comunidad se presentaron los obreros a darle solución a estos problemas, porque se hicieron visibles a través de las redes sociales del periódico. “Le escribo para darle las gracias, porque hoy vinieron y solucionaron”, escribió por whatsapp en la tarde del miércoles doña Branny y envió fotos.
"El punto más preocupante de esto, es que el año escolar inicia el lunes 30 y cientos de niños y madres tendrán que bajar del andén y compartir la vía con las busetas naranja y los alimentadores, porque ante la cercanía de los colegios Jaime Salazar Robledo, Compartir Las Brisas y Manos Unidas, ellos caminan", denuncia Jhon Jairo Pinzón, presidente de Junta del Remanso.
En el sector denominado Comfamiliar de este barrio, existía una situación que por meses preocupó a los presidentes de junta y habitantes de la parte de abajo, ya que de las siete recámaras de aguas negras, seis botaban el contenido por las tapas cuando llovía fuerte y de la otra el contenido emanaba siempre y burbujeaba a un lado de la tapa, luego se derramaba por las escaleras situadas en medio de las casas.
Con solo entrar por el camino vecinal que conduce a estas viviendas se podía percibir un olor bastante pesado. Y es que en una longitud de más o menos dos cuadras, las cámaras colectoras reciben en total toda el agua de los vecinos de arriba, los perjudicados cuentan que baja con basura de la parte alta del barrio, en donde es bastante conocido el problema de los residuos sin control.
La visita y la solución
El martes 24, este medio de comunicación se desplazó hasta el lugar (invitados por la comunidad) para llamar la atención sobre las terribles condiciones de salubridad que representaba esta situación.“Lo que más preocupa es la salud de niños y personas de la tercera edad que ya presentan enfermedades y se aumentó la presencia de mosquitos. No se sabe qué es peor si cuando llueve, porque se rebosan las recámaras o cuando hace sol que se alborotan los olores de forma terrible”, expresó esa mañana Luz Branny Rentería, presidente de la Junta de Remanso Comfamiliar.
Pero ayer muy temprano y para sorpresa de la comunidad se presentaron los obreros a darle solución a estos problemas, porque se hicieron visibles a través de las redes sociales del periódico. “Le escribo para darle las gracias, porque hoy vinieron y solucionaron”, escribió por whatsapp en la tarde del miércoles doña Branny y envió fotos.
Dos problemas aledaños
En toda la vía de intersección entre los barrios Guayabal y Remanso, un pequeño derrumbe y una escorrentía ponen en peligro la vida de los peatones, porque ellos deben bajarse a la vía pues el primero obstaculiza el paso y el segundo los hace resbalar a causa de la viscosidad generada por el tiempo que lleva el líquido saliendo del barranco, tanto así que hasta el color del pavimento cambió y se torna cobrizo."El punto más preocupante de esto, es que el año escolar inicia el lunes 30 y cientos de niños y madres tendrán que bajar del andén y compartir la vía con las busetas naranja y los alimentadores, porque ante la cercanía de los colegios Jaime Salazar Robledo, Compartir Las Brisas y Manos Unidas, ellos caminan", denuncia Jhon Jairo Pinzón, presidente de Junta del Remanso.
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