Celos enfermizos, una relación tóxica y un hombre cegado por la obsesión fueron el cóctel fatal que terminó en tragedia. Cristian Felipe Riv...
Celos enfermizos, una relación tóxica y un hombre cegado por la obsesión fueron el cóctel fatal que terminó en tragedia. Cristian Felipe Rivera Cubillos, conocido como el Diablo, de 30 años, se convirtió en el protagonista de una aterradora historia al asesinar a su compañera sentimental, Neydi Juliana Londoño Maya. El grado de celos que lo consumía lo llevó a cruzar la línea de la violencia hasta acabar con la vida de la mujer que decía amar.

¿Qué pasó?
Ayer se cumplieron las audiencias preliminares y en estas se reveló con ‘pelos y señales’ el feminicidio de Neydi, caso del que hasta ese momento tenía muchos vacíos.
Según lo revelado por la Fiscalía, el asesinado ocurrió en la madrugada del sábado 5 de julio en el barrio Divino Niño del municipio de Dosquebradas. La pareja llevaba cerca de 10 meses conviviendo, tiempo en el que Neydi Juliana sufrió constantes episodios de violencia psicológica por parte de su pareja.
El hombre, dominado por unos celos enfermizos, revisaba cada movimiento de la víctima: controlaba su celular, conocía las claves de sus redes sociales y la asfixiaba con su desconfianza y control. Según dijo el fiscal la situación tenía cansada y agobiada a Neydi Juliana, quien había manifestado su deseo de terminar con Cristian.
El viernes 4 de julio Londoño Maya se acostó a dormir, momento que aprovechó Cristian para revisar el celular de la mujer, convencido de que ella le era infiel. Cegado por la ira, el hombre fue hasta la cocina, tomó un cuchillo y lo escondió junto a la cama mientras Neydi dormía. A las 5:30 de la mañana sonó la alarma. Ella se levantó y entró al baño para ducharse. Cristian le preguntó si podían bañarse juntos, como solían hacerlo, pero la respuesta de ella fue un no rotundo.
Esa negativa fue la chispa mortal que desató la tragedia. Como un loco, Cristian Felipe tomó el cuchillo que había escondido junto a la cama, se acercó a Neydi Juliana Londoño Maya y sin mediar palabra le propinó una puñalada brutal en el ojo. La mujer cayó al suelo, indefensa, pero el ataque no se detuvo. Cristian continuó con una saña despiadada: tres puñaladas más en la espalda y otra cerca del cuello acabaron con la vida de la joven.
¡Como basura!
Al darse cuenta de lo que había hecho, Cristian intentó deshacerse del cuerpo. Primero trató de meterlo en una maleta, pero no logró cerrarla. Entonces tomó el colchón de la cama, lo cortó por la mitad y ocultó el cuerpo de Neydi dentro de la espuma. Esperó que cayera la noche para ejecutar su macabro plan.
Salió en busca de un motocarro en el sector de La Mariana, donde encontró a un conductor, a quien le dijo que necesitaba botar algunos elementos que le sobraban en la casa. Sin sospechar nada, accedió a ayudarlo a cambio de 35.000 mil pesos.
A las 7:30 de la noche de ese mismo sábado, llegó el ciudadano en el motocarro y Cristian subió la maleta morada manchada de sangre y el colchón envuelto y amarrado con un lazo. A bordo del motocarro, se dirigieron hacia una zona boscosa del kilómetro 7, en la vía Dosquebradas-Santa Rosa de Cabal, donde el mismo Cristian lanzó el cuerpo al vacío en un intento desesperado por desaparecer cualquier rastro, ni siquiera se fijó dónde había caído. Luego, como si nada hubiera pasado, regresó en el mismo motocarro a su casa.
La desaparición
La Fiscalía cuenta con el testimonio clave de una prima de Neydi Juliana Londoño Maya, quien relató que Cristian era un hombre celoso, violento y consumidor de estupefacientes. Había estado fuera del país, pero cuando regresó, Neydi lo recibió en su casa y retomaron una relación marcada por la violencia física: golpes, morados y arañazos, episodios a los que lamentablemente el entorno se había acostumbrado. Nadie intervenía, ni familiares ni vecinos, porque cada vez que volvían a verse, la pareja aparentaba estar “muy enamorada” y ella no lo dejaba.
La prima reveló que el 5 de julio su familiar no se presentó a trabajar y la patrona, extrañada, intentó comunicarse sin obtener respuesta. Preocupada, decidió ir hasta la casa de Neydi ubicada en la calle 73 con carrera 39 en el segundo piso. Fue entonces cuando un vecino le comentó que en la madrugada del sábado había escuchado una violenta pelea, gritos desesperados de auxilio y súplicas de la víctima: “¡Ayúdenme, no me dejen morir!”. Sin embargo, nadie intervino y pese a que llamaron a la Policía, esta nunca llegó al lugar.
Al día siguiente, es decir, el domingo, varios vecinos vieron a Cristian salir de la vivienda, solo. Fue en ese momento que la prima decidió alertar a la Policía, quienes al ingresar al inmueble encontraron un pantalón ensangrentado, tenis con manchas de sangre y rastros evidentes de violencia por toda la casa. De inmediato, se solicitó la presencia del CTI para una inspección judicial y se reportó oficialmente la desaparición de Neydi Juliana.
El papá lo entregó
Fue el propio padre de Cristian Felipe, quien lo entregó a las autoridades. Según narró, su hijo lo llamó y luego, en la madrugada, llegó a la casa familiar en el barrio Diana Turbay cargando maletas, pensó que había discutido con Neidy y se habían dejado. Al interrogarlo, Cristian le confesó fríamente que había matado a su compañera sentimental con un cuchillo, porque le había visto unas conversaciones en el celular.
El padre, impactado por la tranquilidad con la que su hijo hablaba del crimen, le sugirió que se entregara, pero Cristian se mostró indiferente. Al día siguiente, el hombre decidió llamar a la Policía. Cristian dormía cuando los uniformados ingresaron a la vivienda y fue entonces cuando su padre lo encaró: “Ya hablé con su mamá, y usted debe pagar por lo que hizo”.
Confesó el crimen
Durante el interrogatorio, Cristian pidió ser escuchado porque, según él, quería desahogarse. El 8 de julio a las 4:00 de la tarde, Cristian Felipe se presentó voluntariamente a la estación de Policía de Dosquebradas, pidiendo protección porque temía por su vida debido al crimen cometido.
La captura
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. En menos de 36 horas, unidades de la Sijín del grupo de homicidios del municipio de Dosquebradas lograron recolectar las evidencias y testimonios para solicitar la orden de captura contra Cristian Felipe Rivera Cubillos, esta se realizó a las 8:00 de la noche del martes 8 de julio en la calle 29 con carrera 18. La orden judicial fue emitida por el el Juzgado Primero Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Pereira, solicitada por la Fiscalía 33 Local URI de Pereira.
No aceptó el crimen
Durante las audiencias preliminares, la Fiscalía le imputó a Cristian Felipe Rivera Cubillos, alias el Diablo, el delito de feminicidio agravado como autor a título de dolo, señalando que actuó con sevicia por la brutalidad del ataque y la cantidad de puñaladas que le propinó a la víctima; también le imputó el delito de ocultamiento y alteración de material probatorio. Pese a la contundencia de las pruebas y la gravedad de los hechos, el hombre no aceptó los cargos. Ante este panorama, la Fiscalía solicitó ante el Juzgado Segundo Penal Mixto de Garantías de Dosquebradas la medida de aseguramiento en centro carcelario, decisión que se definirá hoy a las 8:00 de la mañana.
cifras
500 meses es la pena mínima a pagar por este delito
Dato
Cristian es natural de Dosquebradas y tiene una anotación por el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.

¿Qué pasó?
Ayer se cumplieron las audiencias preliminares y en estas se reveló con ‘pelos y señales’ el feminicidio de Neydi, caso del que hasta ese momento tenía muchos vacíos.
Según lo revelado por la Fiscalía, el asesinado ocurrió en la madrugada del sábado 5 de julio en el barrio Divino Niño del municipio de Dosquebradas. La pareja llevaba cerca de 10 meses conviviendo, tiempo en el que Neydi Juliana sufrió constantes episodios de violencia psicológica por parte de su pareja.
El hombre, dominado por unos celos enfermizos, revisaba cada movimiento de la víctima: controlaba su celular, conocía las claves de sus redes sociales y la asfixiaba con su desconfianza y control. Según dijo el fiscal la situación tenía cansada y agobiada a Neydi Juliana, quien había manifestado su deseo de terminar con Cristian.
El viernes 4 de julio Londoño Maya se acostó a dormir, momento que aprovechó Cristian para revisar el celular de la mujer, convencido de que ella le era infiel. Cegado por la ira, el hombre fue hasta la cocina, tomó un cuchillo y lo escondió junto a la cama mientras Neydi dormía. A las 5:30 de la mañana sonó la alarma. Ella se levantó y entró al baño para ducharse. Cristian le preguntó si podían bañarse juntos, como solían hacerlo, pero la respuesta de ella fue un no rotundo.
Esa negativa fue la chispa mortal que desató la tragedia. Como un loco, Cristian Felipe tomó el cuchillo que había escondido junto a la cama, se acercó a Neydi Juliana Londoño Maya y sin mediar palabra le propinó una puñalada brutal en el ojo. La mujer cayó al suelo, indefensa, pero el ataque no se detuvo. Cristian continuó con una saña despiadada: tres puñaladas más en la espalda y otra cerca del cuello acabaron con la vida de la joven.
¡Como basura!
Al darse cuenta de lo que había hecho, Cristian intentó deshacerse del cuerpo. Primero trató de meterlo en una maleta, pero no logró cerrarla. Entonces tomó el colchón de la cama, lo cortó por la mitad y ocultó el cuerpo de Neydi dentro de la espuma. Esperó que cayera la noche para ejecutar su macabro plan.
Salió en busca de un motocarro en el sector de La Mariana, donde encontró a un conductor, a quien le dijo que necesitaba botar algunos elementos que le sobraban en la casa. Sin sospechar nada, accedió a ayudarlo a cambio de 35.000 mil pesos.
A las 7:30 de la noche de ese mismo sábado, llegó el ciudadano en el motocarro y Cristian subió la maleta morada manchada de sangre y el colchón envuelto y amarrado con un lazo. A bordo del motocarro, se dirigieron hacia una zona boscosa del kilómetro 7, en la vía Dosquebradas-Santa Rosa de Cabal, donde el mismo Cristian lanzó el cuerpo al vacío en un intento desesperado por desaparecer cualquier rastro, ni siquiera se fijó dónde había caído. Luego, como si nada hubiera pasado, regresó en el mismo motocarro a su casa.
La desaparición
La Fiscalía cuenta con el testimonio clave de una prima de Neydi Juliana Londoño Maya, quien relató que Cristian era un hombre celoso, violento y consumidor de estupefacientes. Había estado fuera del país, pero cuando regresó, Neydi lo recibió en su casa y retomaron una relación marcada por la violencia física: golpes, morados y arañazos, episodios a los que lamentablemente el entorno se había acostumbrado. Nadie intervenía, ni familiares ni vecinos, porque cada vez que volvían a verse, la pareja aparentaba estar “muy enamorada” y ella no lo dejaba.
La prima reveló que el 5 de julio su familiar no se presentó a trabajar y la patrona, extrañada, intentó comunicarse sin obtener respuesta. Preocupada, decidió ir hasta la casa de Neydi ubicada en la calle 73 con carrera 39 en el segundo piso. Fue entonces cuando un vecino le comentó que en la madrugada del sábado había escuchado una violenta pelea, gritos desesperados de auxilio y súplicas de la víctima: “¡Ayúdenme, no me dejen morir!”. Sin embargo, nadie intervino y pese a que llamaron a la Policía, esta nunca llegó al lugar.
Al día siguiente, es decir, el domingo, varios vecinos vieron a Cristian salir de la vivienda, solo. Fue en ese momento que la prima decidió alertar a la Policía, quienes al ingresar al inmueble encontraron un pantalón ensangrentado, tenis con manchas de sangre y rastros evidentes de violencia por toda la casa. De inmediato, se solicitó la presencia del CTI para una inspección judicial y se reportó oficialmente la desaparición de Neydi Juliana.
El papá lo entregó
Fue el propio padre de Cristian Felipe, quien lo entregó a las autoridades. Según narró, su hijo lo llamó y luego, en la madrugada, llegó a la casa familiar en el barrio Diana Turbay cargando maletas, pensó que había discutido con Neidy y se habían dejado. Al interrogarlo, Cristian le confesó fríamente que había matado a su compañera sentimental con un cuchillo, porque le había visto unas conversaciones en el celular.
El padre, impactado por la tranquilidad con la que su hijo hablaba del crimen, le sugirió que se entregara, pero Cristian se mostró indiferente. Al día siguiente, el hombre decidió llamar a la Policía. Cristian dormía cuando los uniformados ingresaron a la vivienda y fue entonces cuando su padre lo encaró: “Ya hablé con su mamá, y usted debe pagar por lo que hizo”.
Confesó el crimen
Durante el interrogatorio, Cristian pidió ser escuchado porque, según él, quería desahogarse. El 8 de julio a las 4:00 de la tarde, Cristian Felipe se presentó voluntariamente a la estación de Policía de Dosquebradas, pidiendo protección porque temía por su vida debido al crimen cometido.
La captura
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. En menos de 36 horas, unidades de la Sijín del grupo de homicidios del municipio de Dosquebradas lograron recolectar las evidencias y testimonios para solicitar la orden de captura contra Cristian Felipe Rivera Cubillos, esta se realizó a las 8:00 de la noche del martes 8 de julio en la calle 29 con carrera 18. La orden judicial fue emitida por el el Juzgado Primero Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Pereira, solicitada por la Fiscalía 33 Local URI de Pereira.
No aceptó el crimen
Durante las audiencias preliminares, la Fiscalía le imputó a Cristian Felipe Rivera Cubillos, alias el Diablo, el delito de feminicidio agravado como autor a título de dolo, señalando que actuó con sevicia por la brutalidad del ataque y la cantidad de puñaladas que le propinó a la víctima; también le imputó el delito de ocultamiento y alteración de material probatorio. Pese a la contundencia de las pruebas y la gravedad de los hechos, el hombre no aceptó los cargos. Ante este panorama, la Fiscalía solicitó ante el Juzgado Segundo Penal Mixto de Garantías de Dosquebradas la medida de aseguramiento en centro carcelario, decisión que se definirá hoy a las 8:00 de la mañana.
cifras
500 meses es la pena mínima a pagar por este delito
Dato
Cristian es natural de Dosquebradas y tiene una anotación por el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
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