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La experiencia de Leidis en la NASA

Liliana Cardona Marín

El 22 de abril de este año, este medio publicó la alegría que sentían Angie Liseth y Leidis Camila, dos estudiantes de Pereira que resultaron elegidas entre un selecto grupo conformado por chicas de todo el país de la fundación She Is, para visitar el Space Center de la NASA en Houston.





De Bogotá partieron en tres tandas las 35 chicas el 20 de agosto, Leidis Mosquera Mosquera salió en el último y por eso se perdió la reunión que tuvieron las demás con la vicepresidente Francia Márquez, a la que quería asistir para contarle muchas cosas, por ejemplo que como parte de la preparación para este viaje tuvo que hacer un proyecto basado en áreas Stem (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), por sus siglas en inglés.


El plan de la estudiante del Megacolegio de Samaria, trata sobre la potabilización de agua a través de celdas electroquímicas o celdas galvánicas y de macroinvertebrados para conocer la calidad del agua en el que le ayudó un profesor de aquí y que está pensado para las comunidades de La Guajira y su natal Chocó.


Llegó a Texas

“El aeropuerto de Houston es ¡WOW! y el calor que estaba haciendo era increíble, nada parecido a lo que se puede sentir aquí, entonces todos los lugares tienen aire acondicionado y uno se enferma de esos cambios a cada rato. Lo que más nos llamó la atención fueron los carros, todos muy bonitos y grandes”, cuando Leidis habla sobre esta experiencia, la emoción parece que se le fuera a salir del corazón.


El 21 de agosto, las hospedaron en el hotel SpringHill y les brindaron una cena de bienvenida, allí se encontraron en persona con Óscar Neira, quien había sido el profesor de los talleres virtuales desde abril. Les dijeron que la puntualidad debía ser exacta, porque la agenda era apretada y en la Nasa, la disciplina lo es todo, por eso también en las noches les quitaban los celulares, para que ninguna estuviera trasnochada.




La maravillosa ciencia

La inmersión también consistía en conformar grupos de tres o cuatro, en el de Leidis estaban Ainara de Chocó y Ruth de Córdoba, el equipo se denominó LROC, como el sistema que iba en la misión orbital de reconocimiento lunar. Esta experiencia le sirvió a esta joven para definir lo que quiere estudiar en la universidad y eso es Ingeniería en Nanotecnología, ella ya buscó y está en la Pontificia Bolivariana de Medellín. Claro que le aconsejaron que primero hiciera otra ingeniería en la UTP, como Ingeniería Física, porque entre sus intereses la Física Cuántica está en primer lugar.


Esta ha sido la segunda tripulación que ha llegado desde Colombia por medio de este programa, las felicitaron por el excelente desempeño que tuvieron. Dos astronautas estuvieron con ellas, una estadounidense Sunita Williams y un alemán, del que no recuerda su nombre enredado (el profesor Neira traducía cuando no entendían); también conocieron a Giovanna, una astronauta análoga colombiana y a Diana Trujillo, la caleña recién designada como directora de vuelo de la NASA, quien fue a saludarlas.


Las cosas que pasan

La sede del Space Center a primera vista, según esta joven, por fuera es bonita, pero nadie se imagina lo que hay al atravesar la entrada “es una locura, es increíble, los cohetes son demasiado inmensos, nos dejaron explorar por varias partes y como hay mucha gente que habla español, nos explicaban, también me sorprendió lo cariñosas y humildes que son todas esas personas”, comenta Leidis. William Harris es el director del Space Center y ella dice que siempre estuvo muy pendiente de las visitantes.


Otra anécdota que llamó mucho la atención de esta niña, es que un día se encontraban almorzando en un restaurante y les llegó la alerta AMBER generada desde la policía en la que se informaba sobre el rapto de un menor ¿cómo obtuvieron los números de teléfono? esa duda nadie se la pudo responder. Lo que sí es #ModoGenial, como se expresa la joven todo el tiempo, es que hay señal WIFI en todas partes y entra automáticamente.





Estas muchachas, como buenas colombianas, vieron las máquinas de café y no dudaron en tomar, pero el gusto les duró hasta que les llamaron la atención, porque en Estados Unidos la cafeína está prohibida para los menores de edad. Ellas siguieron en sus talleres, pero cuando allá vieron que estaban #ModoCansadas les permitieron tomar café, pero solo podían servir a la mitad del vaso.


Antes de terminar la estadía visitaron un mall y allá casi enloquece de felicidad: “todo vale entre 1 y 5 dólares, es cheverísimo, me traje un balón de voleibol, porque me gusta mucho jugar y compré algunas cosas a mi familia, a los compañeros del colegio les traje dulces para que dijeran que habían comido dulces gringos” (se ríe).


Con el inglés a ella le fue bien, pero dice que allá hablan muy rápido y que un día una señora le pidió ayuda al grupo y le tuvo que contestar “please speak slowly”. En el colegio de Pereira, no se atrasó mucho, ni tiene evaluaciones pendientes por presentar, porque el viaje coincidió con el final de periodo y como siempre ha sido muy juiciosa, los profesores le dijeron que no se preocupara.



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