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El Lago Uribe es responsabilidad de todos

Si hay un espacio en Pereira que sirva de referencia para casi todo, indudablemente se tiene que pensar en el parque El Lago. De los tres parques principales de la ciudad este es el que más comodidades brinda a quienes lo visitan, porque ofrece tranquilidad y descanso bajo las vigas y columnas que albergan un tipo de enredadera que hace sombra en los días de intenso calor, así mismo la posibilidad de sentarse a conversar en derredor del cuerpo de agua.




Pero el trajín diario, la caída de ceniza, la incultura ciudadana, la desfachatez de los habitantes en condición de calle son una amenaza constante para un lugar que todavía conserva algunos prados y flores. El busto de Rafael Uribe Uribe, mira impotente desde su pedestal y mejor que no tiene brazos, porque de poder ya hubiese cacheteado a los que tiran basura, a los que hacen necesidades fisiológicas en la parte central, lo que hace imposible poder respirar y a los que se bañan o lavan ropa en la llave que dejaron para mantenimiento.



En días recientes y ante la víspera de las Fiestas de La Cosecha, se le dado una manita de ornato, ya podaron en las esquinas de las zonas verdes, ayer revisaron las luminarias y todas funcionan, una o dos veces por semana y muy temprano, la mujer del traje amarillo impermeable se mete al agua a cazar basuras, pero los ciudadanos recurrentes se quejan de que no lavan el asiento del lago y que los chorros ya duran más apagados que prendidos.




El CAI móvil brilla por su ausencia desde hace 15 días, porque según el coronel Mora de la Policía Metropolitana se encuentra en mantenimiento en el taller y no se conoce una fecha para su retorno pero volverá al punto, porque es el compromiso con la comunidad. Mientras tanto se observan parejas de uniformados cuidando de la seguridad.





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