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Pereira entre la música y el ruido

 El título de este artículo debería ser música para camaleones, no por la novela norteamericana, sino por lo cambiante que es este animal y que para el caso de la música en el centro de la ciudad se aplica totalmente. Esto sin contar todo tipo de ruidos agregados que provocan una confusión en la que el ciudadano no sabe si Alci Acosta es el que vende las tres manzanas en dos mil o qué es lo que pasa en realidad.


Cada mañana un transeúnte cualquiera que atraviese la carrera séptima en el semáforo entre Frisby y El Lago. será recibido por una cálida voz que le informará que la pieza que acaba de sonar se llama Las cuatro estaciones de Vivaldi, mientras empieza a sonar la siguiente sinfonía que se funde entre las notas arrabaleras de un tango que sale del parlante del embolador que acomoda sus cajas de betún en la espera de un cliente.


Esta persona sigue caminando pero Cuesta abajo tampoco termina de escucharse con claridad, porque  en su camino se cruza un adulto mayor que empuja una carriola en la que transporta un bafle grande que a todo volumen permite que la cadencia de Miltiño exprese que el dedo de guante aún le señala la puerta del cuarto por donde salió una mujer que jamás volvió y que si a usted se le antoja, puede llevarse 200 canciones como esa en una memoria que le costará $8.000.




Toda esa bohemia se corta de atajo al pasar por la esquina en la que el local de accesorios para celular engancha a su público objetivo a ritmo del reggaeton Wasa Wasa en el que dice que es un perro, pero de raza. En este momento del camino, el ciudadano no puede ni concentrarse en lo que salió pensando de la casa cuando en contravía con un megáfono le ofrecen vidrio templado barato y de calidad para el celular.


Esta mezcla ocurre en tan solo siete minutos de travesía diagonal por el parque y 10 metros más. Los oídos de los pereiranos de ahí hasta la calle 18, deben soportar a gran volumen las ofertas de diferentes almacenes de ropa o de motos en la calle 21, cuando no es la animación a viva voz que los invita a pasar sin compromiso. 


Ya de regreso a casa el caminante volverá a escuchar la música, pero en las tonadas de los émulos de la canción que en cualquier esquina pueden disponer el repertorio completo de Ana Gabriel por ejemplo, sin importar el tiempo que esto demore, ni tener compadecerse de los oficinistas que al contrario de los peatones, no tienen escapatoria al improvisado show.


Aspectos técnicos

Para la Resolución 0627 de 2006 el artículo 9, nos presenta una tabla de los estándares máximos permisibles en niveles de ruido expresados en decibeles (dB), los cuales varían de acuerdo al sector de ubicación de la fuente generadora de ruido, como del horario de funcionamiento. Así las cosas, por ejemplo para el sector Centro se estaría hablando de un sector C (Intermedio restringido) donde para horario diurno (7:01 am a las 21:00 horas) es de 70 decibeles y para horario nocturno (21:01 a las 7:00 horas del día siguiente) 60 decibeles.

Para los vendedores informales y establecimientos de comercio con promoción de actividades con amplificadores se maneja normatividad diferente, es el Decreto 948 de 1995, artículos 44 y 50 no se hace medición de ruido, eso es perifoneo. Está totalmente prohibido.










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