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En Pereira aún existe el trabajo infantil


En el Día mundial contra el trabajo infantil, las cifras aún siguen siendo preocupantes. En Colombia, entre octubre, noviembre y diciembre del año pasado, 586 mil niños, entre 5 y 17 años trabajaron en el país. En la última semana han sido entregados 26 menores de edad al ICBF por ejercer trabajo infantil.
Pereira no es ajena a esta situación, actualmente tiene una tasa de trabajo infantil del 8,5% según el Dane y hace parte de las ciudades como Bogotá, Cali, Medellín y Bucaramanga donde más persiste esta problemática.

Crónica

Jimmy Alexander Abello, fundador y director de Malabareando las Calles ha venido siguiéndole el paso a esos menores que trabajan en las calles de Pereira y le contó a Q’Hubo que encontró “ Su escuela es la ciudad. Aunque no tienen horarios, ni impuestos, ni que rendir cuentas a nadie. Las necesidades y la obligación que llevan a sus espaldas de aportar y hasta sostener prácticamente a sus familias, los lleva a tener que soportar los horarios y los ambientes más hostiles.

No tienen tiempo de pensar en engominarse el pelo, ni utilizar la camiseta o los zapatos de moda y mucho menos de ir a un concierto de su artista favorito. El clima, su esfuerzo físico, dificultades con las autoridades y con uno que otro transeúnte, hacen que sus actividades sea uno de los oficios más duros y riesgosos para la infancia”.


Historias

Abello indicó que en Pereira son varias las historias que se viven día a día con los niños “La ciudad apenas despierta y Jonathan y Omar (12 y 15 años) se alistan para empezar con su repertorio de malabares y la venta de uno que otro dulce. Son las siete y media de la mañana de un lunes y poco a poco Pereira va tomando movimiento y su ritmo habitual. El semáforo cerca de la capilla del padre Pacho es el escenario perfecto para que Omar y Jonathan inicien su función y su jornada laboral. El dia esta frió y empieza a lloviznar. Los niños alistan su equipo. (8 naranjas, 6 palos envueltos en neumáticos, una caja de crispetas y ahora gasolina, algodón envuelto en un alambre y fósforos) esto es suficiente para comenzar a trabajar.

Después de sacar cada una sus cuatro naranjas las tiran al aire y empiezan a jugar con ellas. La gente de los carros los miran interesados, tres naranjas vuelan por el aire y Jonatán las atrapa como si nada. Hasta se pone una en el mentón y la sostiene por un tiempo. Algunos bajan la ventana y les dan algunas monedas. Estiran la mano a cada uno de los carros, si les dan dinero bien y si no siguen como si nada, ellos siempre dicen - A la final no somos mendigos, para esto practicamos muchas horas. Si la gente quiere valorar nuestro esfuerzo, está bien, si no, pues no hay problema”.


Vida
Jimmy quien ha visto a estos chicos hacer su trabajo, dice que como Omar y Jonathan hay muchos niños, niñas y adolescentes en Pereira que son artistas callejeros “No son ladrones, son personas que les tocó afrontar la vida desde muy jóvenes. Los mismos niños dicen - Hay gente que nos mira como bichos raros. No se dan cuenta de que lo que hacemos es por nuestros hermanos y nuestras madres”.

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