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Misterioso crimen de científico que investigaba la COVID-19

Un enigmático y misterioso hecho para la comunidad científica y para el mundo entero se registró el pasado 2 de mayo en los Estados Unidos. Bing Liu, un científico de origen chino que adelantaba importantes investigaciones sobre la vacuna contra el coronavirus, fue asesinado a tiros en su casa de Pensilvania, en la USA. El hecho no solo consternó a las autoridades, sino que podría suponer un retroceso en los avances investigativos para hallar una vacuna que le ponga fin a la pandemia de la COVID-19. En Q’HUBO le contamos en detalle todo lo que involucra el crimen de este profesional, que no deja de ser bastante extraño.



Los hechos
Según reseña el diario The Washington Post, el hombre fue encontrado por las autoridades con disparos en la cabeza, en el cuello, el torso y otras extremidades en su casa, ubicada en Ross, un pueblo del estado de Pensilvania. El reporte oficial indica que el investigador y docente fue asesinado por un hombre también de origen asiático que se suicidó tras cometer el homicidio, ya que después de un tiroteo ocurrido a altas horas de la noche en el condominio The Mews of Town North, donde Liu vivía, los miembros de la fuerza pública relataron que encontraron muertos a los dos hombres. El presunto asesino fue identificado por la policía como Hao Gu (47 años) y su cadáver fue encontrado en su propio carro.


Sobre la investigación
Según la institución donde el hombre trabajaba, él estuvo a punto de hacer hallazgos muy significativos para comprender los mecanismos celulares que subyacen a la infección por el nuevo coronavirus y la base celular de sus siguientes complicaciones.


Un recorrido brillante
Bing Liu (37 años) se desempeñaba como investigador de la Universidad de Pittsburg y según esa institución, él habría hecho algunos descubrimientos importantes sobre el virus, que podría, incluso, dar grandes señales para el desarrollo de una vacuna. Además, la institución destacó que el hombre se había ganado el respeto y el aprecio de muchos de sus colegas por su profesionalismo. En su carrera había logrado hacer más de 30 publicaciones científicas y había liderado y aportado conocimiento a distintos procesos del centro educativo en el cual trabajaba. Ivet Bahar, supervisora del investigador, reconoció que Liu había alcanzado importantes descubrimientos sobre el virus en los últimos meses, razón por la que lamentó su muerte. Liu era casado, pero no tenía hijos. Además, según indicaron sus vecinos, tenía una pareja que no socializaba mucho con el vecindario.

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