Querido por todos, no solo por vender helados en las calles, sino por contagiar con su risa, su baile y esa chispa de alegría que lo hacía i...
Querido por todos, no solo por vender helados en las calles, sino por contagiar con su risa, su baile y esa chispa de alegría que lo hacía inolvidable en Puerto Caldas y en Cartago.
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¿Qué pasó?
La muerte de Luis Alberto Quiceno Ocampo, conocido con cariño como Chimbito, se presentó en el barrio El Cofre. El hombre de 62 años sufrió una caída desde un segundo piso y quedó atrapado en una ranura estrecha entre un muro y unos árboles. Al parecer, su cabeza golpeó con fuerza contra la pared, lo que le causó graves traumas.
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De inmediato fue llevado al hospital de Cartago, donde los médicos hicieron hasta lo imposible por mantenerlo con vida, pero las lesiones eran demasiado severas y terminó falleciendo.
Funcionarios del CTI, realizaron la inspección en el centro asistencial y trasladaron el cuerpo a Medicina Legal. Sus familiares, en medio del dolor que los invade, preparan la despedida para este martes, cuando amigos y conocidos se reunirán para rendirle el último adiós.
La huella que dejó
Chimbito fue un hombre entregado de lleno a su oficio de vendedor, pero más allá de eso, es recordado por su forma de conversar, su buen humor y esa costumbre de sacarle una sonrisa a quien se cruzara en su camino. Amaba bailar, reír y compartir momentos sencillos que quedarán en la memoria de quienes lo conocieron.
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¿Qué pasó?
La muerte de Luis Alberto Quiceno Ocampo, conocido con cariño como Chimbito, se presentó en el barrio El Cofre. El hombre de 62 años sufrió una caída desde un segundo piso y quedó atrapado en una ranura estrecha entre un muro y unos árboles. Al parecer, su cabeza golpeó con fuerza contra la pared, lo que le causó graves traumas.
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De inmediato fue llevado al hospital de Cartago, donde los médicos hicieron hasta lo imposible por mantenerlo con vida, pero las lesiones eran demasiado severas y terminó falleciendo.
Funcionarios del CTI, realizaron la inspección en el centro asistencial y trasladaron el cuerpo a Medicina Legal. Sus familiares, en medio del dolor que los invade, preparan la despedida para este martes, cuando amigos y conocidos se reunirán para rendirle el último adiós.
La huella que dejó
Chimbito fue un hombre entregado de lleno a su oficio de vendedor, pero más allá de eso, es recordado por su forma de conversar, su buen humor y esa costumbre de sacarle una sonrisa a quien se cruzara en su camino. Amaba bailar, reír y compartir momentos sencillos que quedarán en la memoria de quienes lo conocieron.
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