Por el atroz y despiadado asesinato de Ricardo Andrés Vallejo Rivas, conocido en Dosquebradas como Happy, la justicia ya habló. Edison Camil...
Por el atroz y despiadado asesinato de Ricardo Andrés Vallejo Rivas, conocido en Dosquebradas como Happy, la justicia ya habló. Edison Camilo Becerra Cardona y Fabián Cárdenas Rivera, ambos de apenas 20 años, fueron condenados a 17 años y 8 meses de prisión por este crimen que estremeció a toda la comunidad.
Los hechos fueron de una crueldad extrema. A Happy lo golpearon brutalmente, lo apuñalaron, lo desnudaron y lo amarraron a una silla. No conformes con eso, lo torturaron con quemaduras de cigarrillo antes de acabar con su vida por medio de asfixia mecánica, es decir, lo ahorcaron. El caso se conoció inicialmente como ‘la casa de piques’.
El crimen
Durante una audiencia celebrada el 17 de enero, un testigo protegido, patólogo de profesión y residente en Medellín, reveló con lujo de detalles cómo presenció la brutal tortura y asesinato del joven en una vivienda del barrio Mirador de Frailes. El hombre contó que el lunes 13 de enero fue contactado por teléfono por alguien que conocía su trabajo. Le ofrecieron 3 millones de pesos para que “arreglara un cuerpo” en una casa ubicada en la manzana G, casa 3 de dicho sector. Sin imaginarse lo que iba a ver, aceptó y viajó al sitio.
Al llegar al segundo piso de la casa, se encontró con Davison, quien lo había contratado, y con otros cuatro sujetos más, entre ellos Edison Camilo Becerra Cardona y Fabián Cárdenas Rivera, los hoy condenados. Al entrar, lo que vio lo dejó helado: Happy estaba desnudo, amarrado a una silla, solo con las medias puestas, con la boca tapada, y estaba siendo torturado con golpes, arma blanca y quemaduras de cigarrillo. Además, uno de los agresores le apuntaba con un arma de fuego en la cabeza, y el testigo alcanzó a presenciar el momento en el que lo estaban asfixiando con un cable.
Consternado, el testigo se excusó diciendo que debía salir a buscar unos elementos para “preparar” el cuerpo, pues pasada la medianoche los olores del cadáver comenzarían a salir. Al salir de la casa, vio cómo Davison y otro sujeto escondían dos armas de fuego en otra vivienda cercana. En ese momento, llamó de inmediato a la línea 123 de la Policía.
A las 2:30 de la tarde, llegó a la estación de Policía de Dosquebradas, donde relató todo lo que había presenciado ante los investigadores de la Sijín. Mientras hablaba con los uniformados, Davison volvió a llamarlo y le dijo: “Ya todo está listo”, es decir, que Happy ya había sido asesinado.
El fiscal del caso confirmó que en el lugar de los hechos se hallaron cuchillos, un celular, manchas de sangre visibles con luz forense, un balde, elementos de limpieza y hasta una toalla blanca ensangrentada sobre el tanque del tercer nivel. Todo indica que pretendían desaparecer el cuerpo, aunque aún no está claro cómo.
El fiscal también aclaró que, aunque no se puede afirmar con certeza que todos los presentes participaron directamente en el homicidio, sí estuvieron en la escena mientras ocurría el atroz crimen.
La condena
Cuando la Fiscalía Primera Especializada se disponía a dar inicio al escrito de acusación ante el Juzgado Primero Especializado de Pereira, dos jóvenes, de forma voluntaria, aceptaron los delitos imputados de secuestro extorsivo, homicidio y tortura, y decidieron llegar a un preacuerdo con el ente acusador, al conocer los elementos materiales probatorios presentados en su contra y que iban a ser vencidos en juicio. El juez especializado avaló el preacuerdo y los condenó a 212 meses de prisión, equivalentes a 17 años y 8 meses de cárcel.
Por un computador
La indagación, hasta el momento, indica que Happy habría puesto sobreaviso a un hombre sobre las intenciones de Davison de presionarlo para que hablara sobre el paradero de un computador robado, el cual contenía información valiosa. Según el fiscal, todo indica que esta sería la causa del cruel homicidio.
La víctima
Ricardo era natural de Pereira, vivía con su papá y un hermano en el barrio el Japón de Dosquebradas, era del grupo Anarquía de la barra Lobo Sur del Deportivo Pereira.
Valentina
Valentina Cortés Mesa quien fue detenida ese mismo día de los hechos junto a los hoy condenados está siendo investigada por el delito de porte ilegal de armas de fuego , ya que el revólver usado para amenazar al hoy occiso estaba en la casa de Valentina, esta joven permitió que lo ocultaran allí, conoce a Davison y les ayudó a que se lavaran las manos untadas de sangre. Lleva otro proceso diferente.
Los hechos fueron de una crueldad extrema. A Happy lo golpearon brutalmente, lo apuñalaron, lo desnudaron y lo amarraron a una silla. No conformes con eso, lo torturaron con quemaduras de cigarrillo antes de acabar con su vida por medio de asfixia mecánica, es decir, lo ahorcaron. El caso se conoció inicialmente como ‘la casa de piques’.
El crimen
Durante una audiencia celebrada el 17 de enero, un testigo protegido, patólogo de profesión y residente en Medellín, reveló con lujo de detalles cómo presenció la brutal tortura y asesinato del joven en una vivienda del barrio Mirador de Frailes. El hombre contó que el lunes 13 de enero fue contactado por teléfono por alguien que conocía su trabajo. Le ofrecieron 3 millones de pesos para que “arreglara un cuerpo” en una casa ubicada en la manzana G, casa 3 de dicho sector. Sin imaginarse lo que iba a ver, aceptó y viajó al sitio.
Al llegar al segundo piso de la casa, se encontró con Davison, quien lo había contratado, y con otros cuatro sujetos más, entre ellos Edison Camilo Becerra Cardona y Fabián Cárdenas Rivera, los hoy condenados. Al entrar, lo que vio lo dejó helado: Happy estaba desnudo, amarrado a una silla, solo con las medias puestas, con la boca tapada, y estaba siendo torturado con golpes, arma blanca y quemaduras de cigarrillo. Además, uno de los agresores le apuntaba con un arma de fuego en la cabeza, y el testigo alcanzó a presenciar el momento en el que lo estaban asfixiando con un cable.
Consternado, el testigo se excusó diciendo que debía salir a buscar unos elementos para “preparar” el cuerpo, pues pasada la medianoche los olores del cadáver comenzarían a salir. Al salir de la casa, vio cómo Davison y otro sujeto escondían dos armas de fuego en otra vivienda cercana. En ese momento, llamó de inmediato a la línea 123 de la Policía.
A las 2:30 de la tarde, llegó a la estación de Policía de Dosquebradas, donde relató todo lo que había presenciado ante los investigadores de la Sijín. Mientras hablaba con los uniformados, Davison volvió a llamarlo y le dijo: “Ya todo está listo”, es decir, que Happy ya había sido asesinado.
El fiscal del caso confirmó que en el lugar de los hechos se hallaron cuchillos, un celular, manchas de sangre visibles con luz forense, un balde, elementos de limpieza y hasta una toalla blanca ensangrentada sobre el tanque del tercer nivel. Todo indica que pretendían desaparecer el cuerpo, aunque aún no está claro cómo.
El fiscal también aclaró que, aunque no se puede afirmar con certeza que todos los presentes participaron directamente en el homicidio, sí estuvieron en la escena mientras ocurría el atroz crimen.
La condena
Cuando la Fiscalía Primera Especializada se disponía a dar inicio al escrito de acusación ante el Juzgado Primero Especializado de Pereira, dos jóvenes, de forma voluntaria, aceptaron los delitos imputados de secuestro extorsivo, homicidio y tortura, y decidieron llegar a un preacuerdo con el ente acusador, al conocer los elementos materiales probatorios presentados en su contra y que iban a ser vencidos en juicio. El juez especializado avaló el preacuerdo y los condenó a 212 meses de prisión, equivalentes a 17 años y 8 meses de cárcel.
Por un computador
La indagación, hasta el momento, indica que Happy habría puesto sobreaviso a un hombre sobre las intenciones de Davison de presionarlo para que hablara sobre el paradero de un computador robado, el cual contenía información valiosa. Según el fiscal, todo indica que esta sería la causa del cruel homicidio.
La víctima
Ricardo era natural de Pereira, vivía con su papá y un hermano en el barrio el Japón de Dosquebradas, era del grupo Anarquía de la barra Lobo Sur del Deportivo Pereira.
Valentina
Valentina Cortés Mesa quien fue detenida ese mismo día de los hechos junto a los hoy condenados está siendo investigada por el delito de porte ilegal de armas de fuego , ya que el revólver usado para amenazar al hoy occiso estaba en la casa de Valentina, esta joven permitió que lo ocultaran allí, conoce a Davison y les ayudó a que se lavaran las manos untadas de sangre. Lleva otro proceso diferente.
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