Otra noche pasada por agua, con susto incluido. Varios barrios volvieron a convertirse en piscinas comunales entre la noche del lunes y la m...
Otra noche pasada por agua, con susto incluido. Varios barrios volvieron a convertirse en piscinas comunales entre la noche del lunes y la madrugada del martes. La razón, un aguacero con ínfulas de tormenta que sacó a relucir los mismos males de siempre.
Y el humedal, ese pobre humedal…
Hay otro problema que cada vez crece más y está metido en medio del pueblo, el humedal. Un recurso natural que debería cuidarse como tesoro, pero que está compactado por ganado, lo que impide que el agua se filtre, se acumula como una piscina gigante y termina reventando por donde puede.
Ese humedal está dentro de un predio privado donde hacen ganadería, y eso lo tiene al borde del colapso. Se ha bajado la presión con motobombas, pero es una bomba de tiempo.
¿Y ahora qué?
Lo más duro de todo es que esto no fue lo peor, según los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales. La tercera semana de junio promete seguir mojando sin piedad. “Tenemos días de calor intenso, seguidos por tres o cuatro días de lluvias. Así es este clima y por eso hay que estar preparados”, dijo Vélez Mena.
El mensaje
Revise su techo, limpie sus canales, no bote basura en la calle y prepárese porque el agua seguirá cayendo. Y cuando caiga, será como siempre, el que madrugó, levantó los muebles. El que no… verá flotar el colchón.
“Esto pasa cuando las lluvias son muy fuertes y el agua no tiene por dónde salir”, dice Gustavo Vélez Mena, coordinador de Gestión del Riesgo del municipio, mientras hace cuentas de los sectores afectados, “San Carlos, Tangarifes 1 y 2, La Playa… y aunque siempre suena San Antonio, esta vez se salvó”, explicó.
Las alcantarillas no dan abasto, las rejillas colapsan, y para completar, las malas costumbres de algunos vecinos que botan basura como si fueran pozos sépticos públicos, hacen que la cosa se ponga aún peor.
“El agua empieza a subir por las calles, se cuela por debajo de las puertas y termina en las salas de las casas. Pero la gente ya sabe… levantan los muebles, ponen la nevera sobre ladrillos y esperan que pase la tormenta”, agregó el funcionario.

La gente no espera
En la vereda La Palma también se armó el desorden, deslizamientos, árboles desplomados y vías cerradas. Pero allá, la comunidad no se cruza de brazos. “En una hora ya habían habilitado el paso. Cuando llegamos con la máquina… ya no había nada que hacer”, mencionó Vélez Mena a Q'hubo.
Eso sí, hubo que llevar equipo de bomberos para trozar árboles que quedaron colgando como amenazas en potencia.
Dato
La cosa empezó fuerte entre las 11 y las 12 de la noche, y a las 12:30 a. m. ya estaban atendiendo la emergencia.
Las alcantarillas no dan abasto, las rejillas colapsan, y para completar, las malas costumbres de algunos vecinos que botan basura como si fueran pozos sépticos públicos, hacen que la cosa se ponga aún peor.
“El agua empieza a subir por las calles, se cuela por debajo de las puertas y termina en las salas de las casas. Pero la gente ya sabe… levantan los muebles, ponen la nevera sobre ladrillos y esperan que pase la tormenta”, agregó el funcionario.

La gente no espera
En la vereda La Palma también se armó el desorden, deslizamientos, árboles desplomados y vías cerradas. Pero allá, la comunidad no se cruza de brazos. “En una hora ya habían habilitado el paso. Cuando llegamos con la máquina… ya no había nada que hacer”, mencionó Vélez Mena a Q'hubo.
Eso sí, hubo que llevar equipo de bomberos para trozar árboles que quedaron colgando como amenazas en potencia.
Dato
La cosa empezó fuerte entre las 11 y las 12 de la noche, y a las 12:30 a. m. ya estaban atendiendo la emergencia.
Y el humedal, ese pobre humedal…
Hay otro problema que cada vez crece más y está metido en medio del pueblo, el humedal. Un recurso natural que debería cuidarse como tesoro, pero que está compactado por ganado, lo que impide que el agua se filtre, se acumula como una piscina gigante y termina reventando por donde puede.
Ese humedal está dentro de un predio privado donde hacen ganadería, y eso lo tiene al borde del colapso. Se ha bajado la presión con motobombas, pero es una bomba de tiempo.
¿Y ahora qué?
Lo más duro de todo es que esto no fue lo peor, según los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales. La tercera semana de junio promete seguir mojando sin piedad. “Tenemos días de calor intenso, seguidos por tres o cuatro días de lluvias. Así es este clima y por eso hay que estar preparados”, dijo Vélez Mena.
El mensaje
Revise su techo, limpie sus canales, no bote basura en la calle y prepárese porque el agua seguirá cayendo. Y cuando caiga, será como siempre, el que madrugó, levantó los muebles. El que no… verá flotar el colchón.
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