Los hechos de violencia en Pereira siguen cobrando víctimas. En esta ocasión, un ataque sicarial le quitó la vida a Carlos Ariel Puertas Cas...
Los hechos de violencia en Pereira siguen cobrando víctimas. En esta ocasión, un ataque sicarial le quitó la vida a Carlos Ariel Puertas Castaño, un hombre de 54 años conocido cariñosamente como el Flaco, quien fue asesinado a tiros en plena vía pública, justo cerca de su casa en el barrio Samaria I, donde pasaba los días lavando busetas del transporte de Urbanos Pereira para ganarse la vida.

¿Qué pasó?
Eran las 11:40 de la noche de este jueves, cuando el sonido de múltiples disparos estremeció el sector. Según el relato de su sobrino, minutos antes ambos estaban compartiendo unas cervezas en el tomadero llamado Monos, en la esquina del sector. Al poco tiempo, el joven se retiró a descansar y fue su abuela, madre de Carlos Ariel, quien le avisó, desesperada, que habían matado a su tío.
Un personaje muy querido
El Flaco, como todos lo conocían, era un hombre trabajador, humilde, que se ganaba la vida con lo que fuera. Siempre se le veía con sus baldes, cepillos y traperos lavando carros, motos o lo que saliera, especialmente en la esquina donde parquean las busetas. A pesar de sus vicios el basuco y la cerveza desde temprano, nadie tenía una queja seria sobre él. Era servicial, saludaba a todo el mundo y vivía echando chistes con los conductores que hoy sienten su ausencia.
Q'hubo habló con uno de los buseteros del sector, quien dijo con tristeza, “el man era buena gente, no se metía con nadie. Sí le gustaba el vicio, pero era tranquilo, ayudador… de esos que uno quiere sin saber por qué”.
Su rincón y sus cosas
En el lugar donde cayó, diagonal quedaron sus elementos: los baldes, el cepillo, los trapos… su herramienta de todos los días. Un recordatorio mudo de un hombre que, pese a sus luchas, se ganó el cariño del barrio.
Los antecedentes
Carlos Ariel Puertas Castaño tuvo líos con la justicia por estupefacientes en 2010 y 2013, y por hurto en 2010. Pero hacía ya varios años eso era parte de su pasado. Su vida no fue fácil, pero era de esos personajes que la gente aprende a querer. Siempre estaba ahí, con una sonrisa, buscando qué hacer para ganarse unos pesos.
Sin respuestas
Los vecinos dicen que solo escucharon los tiros, pero nadie se atrevió a mirar. No hay cámaras, no hay pistas, y por ahora la investigación camina sin rumbo claro. La Sijín fue la encargada de hacer la inspección técnica del cuerpo y posteriormente trasladado al Instituto de Medicina Legal, en el sitio encontraron 11 vainillas calibre 7.65 mm y 2 proyectiles.

¿Qué pasó?
Eran las 11:40 de la noche de este jueves, cuando el sonido de múltiples disparos estremeció el sector. Según el relato de su sobrino, minutos antes ambos estaban compartiendo unas cervezas en el tomadero llamado Monos, en la esquina del sector. Al poco tiempo, el joven se retiró a descansar y fue su abuela, madre de Carlos Ariel, quien le avisó, desesperada, que habían matado a su tío.
Un personaje muy querido
El Flaco, como todos lo conocían, era un hombre trabajador, humilde, que se ganaba la vida con lo que fuera. Siempre se le veía con sus baldes, cepillos y traperos lavando carros, motos o lo que saliera, especialmente en la esquina donde parquean las busetas. A pesar de sus vicios el basuco y la cerveza desde temprano, nadie tenía una queja seria sobre él. Era servicial, saludaba a todo el mundo y vivía echando chistes con los conductores que hoy sienten su ausencia.
Q'hubo habló con uno de los buseteros del sector, quien dijo con tristeza, “el man era buena gente, no se metía con nadie. Sí le gustaba el vicio, pero era tranquilo, ayudador… de esos que uno quiere sin saber por qué”.
Su rincón y sus cosas
En el lugar donde cayó, diagonal quedaron sus elementos: los baldes, el cepillo, los trapos… su herramienta de todos los días. Un recordatorio mudo de un hombre que, pese a sus luchas, se ganó el cariño del barrio.
Los antecedentes
Carlos Ariel Puertas Castaño tuvo líos con la justicia por estupefacientes en 2010 y 2013, y por hurto en 2010. Pero hacía ya varios años eso era parte de su pasado. Su vida no fue fácil, pero era de esos personajes que la gente aprende a querer. Siempre estaba ahí, con una sonrisa, buscando qué hacer para ganarse unos pesos.
Sin respuestas
Los vecinos dicen que solo escucharon los tiros, pero nadie se atrevió a mirar. No hay cámaras, no hay pistas, y por ahora la investigación camina sin rumbo claro. La Sijín fue la encargada de hacer la inspección técnica del cuerpo y posteriormente trasladado al Instituto de Medicina Legal, en el sitio encontraron 11 vainillas calibre 7.65 mm y 2 proyectiles.
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