La vida está llena de misterios y tratar de entenderlos es empezar a enloquecer. Por eso la historia de Valentina Espinosa, una niña dosqueb...
La vida está llena de misterios y tratar de entenderlos es empezar a enloquecer. Por eso la historia de Valentina Espinosa, una niña dosquebradense de apenas 10 años, llena de toda esperanza y entusiasmo por vivir a quien la conoce. Desde que estaba en el quinto mes de gestación le informaron a sus padres que ella venía con síndrome de Down y que se podía interrumpir el embarazo, pero esa nunca fue una opción para Blanca Adela Gómez, su mamá.
La rutina de Valen consistía en ir a piano y violín los lunes, a modelaje los miércoles y por último a natación los jueves, actividades que alternaba con el colegio. Pero un accidente que nadie desearía se atravesó en esta hermosa vida. La niña ingirió una mezcla que un familiar tenía en una botella de Pony Malta, para inmunizar una madera.
Todo esto sucedió lejos de Risaralda y cuando entró al hospital sufrió un paro cardiorrespiratorio que la dejó sin oxígeno por 10 minutos. La consecuencia de esta situación dejó a Valentina sin la correcta movilidad de sus extremidades y sin modular palabra.
Si su corazón quiere unirse a la recuperación de Valentina, quien a pesar de estar postrada en una cama sonríe cuando escucha el sonido de la cámara o siente el flash, puede consignar en una cuenta Nequi 3003739061 a nombre de Blanca Adela Gómez o llevar las donaciones en especie al barrio Guadalupe, calle 33 #10-113.
María Valentina Espinosa un día antes del accidente. |
Todo esto sucedió lejos de Risaralda y cuando entró al hospital sufrió un paro cardiorrespiratorio que la dejó sin oxígeno por 10 minutos. La consecuencia de esta situación dejó a Valentina sin la correcta movilidad de sus extremidades y sin modular palabra.
Lo que más requiere ahora Valentina son fisioterapias. |
Todos pueden ayudar
La EPS se ha portado bien y le entrega el alimento especial que debe consumir y los pañales, lo que esta familia necesita son cosas que no cubre el sistema como crema antipañalitis, crema humectante, pañitos húmedos, pantalonetas y camisetas básicas en esqueleto, porque su ropa normal no le permite estar cómoda. Ahora, para que la niña estuviera bien empezaron unos arreglos de la casa, pero como se dice popularmente ‘se creció el enano’ y están en la casa de una vecina.Si su corazón quiere unirse a la recuperación de Valentina, quien a pesar de estar postrada en una cama sonríe cuando escucha el sonido de la cámara o siente el flash, puede consignar en una cuenta Nequi 3003739061 a nombre de Blanca Adela Gómez o llevar las donaciones en especie al barrio Guadalupe, calle 33 #10-113.
Así se encuentra la casa en estos momentos. |
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