La angustia, zozobra e impotencia que sentía la familia de Juan Fernando Ruiz López se convirtió en un profundo dolor al confirmar que el jo...
La angustia, zozobra e impotencia que sentía la familia de Juan Fernando Ruiz López se convirtió en un profundo dolor al confirmar que el joven, que había sido secuestrado, no volverá a casa. Su ilusión se esfumó cuando se enteraron de que apareció, pero muerto y el homicida confeso donde tenía el cuerpo.
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¿Qué pasó?
Juan Fernando, quien era estudiante de veterinaria en la universidad Unisarc en el municipio de Santa Rosa de Cabal, fue secuestrado el 9 de julio de este año, a las 10:00 de la noche en la Granja la Manuela de vereda Tres Esquinas del corregimiento de Arabia.
Esa noche, el joven de 23 años estaba encompañía de un trabajador lavando los galpones, donde irrumpió un sujeto desconocido vestido con camuflado del ejército y la cara pintada de negro. El intruso intimidó con un arma de fuego al trabajador y le amarró las manos, lo amenazó con matarlo si hacía bulla. El hombre esperó a que la víctima bajara de la parte alta del galpón, lo encañonó, le puso unas esposas y se lo llevó por la parte de atrás que limita con los potreros.
Al trabajador lo dejó amarrado con un cordón a una guadua del galón; este logró soltarse en horas de la madrugada y dio aviso al padre del joven, quien es el administrador de la finca; le dijo que se habían llevado a la fuerza a Juan Fernando. El progenitor inició la búsqueda y denunció el caso.
Al día siguiente, el 10 de julio, empezaron las llamadas extorsivas, la exigencia era de 25 millones de pesos por su liberación.
El Gaula de la Policía de Pereira inmediatamente inició las investigaciones. La fiscalía 5 del Gaula empezó a recoger evidencias y realizó interceptaciones telefónicas, entre otras pruebas técnicas que permitieron la captura de presunto agresor, identificado como alias Kiko.
El operativo
Con la identificación del sospechoso, la fiscalía solicitó al juez de control de garantías las órdenes de registro y allanamiento a dos inmuebles: primero a un restaurante de razón social Tejada, ubicada en la carrera 4 con calle 10 donde él trabajaba, en el casco urbano del corregimiento de Arabia y dos en su lugar de residencia, en la manzana 3 del sector de San Carlos.
Así, en la mañana de ayer, el Gaula de la policía llegó con orden de registro y allanamiento en mano y en el operativo encontraron que el teléfono celular de la víctima, del cual se valían para escribir vía WhatsApp y hacer las exigencias económicas a la familia de la víctima, estaba escondido en una cubeta de huevos, es así como proceden a la captura de alias Kiko.
Tras llevarlo ante la fiscalía, el hoy investigado decidió hablar en un interrogatorio y manifestó que el joven Juan Fernando estaba muerto. Dijo dónde estaba el cuerpo. Tras estas declaraciones, el fiscal especializado del Gaula, junto con los investigadores y el grupo de criminalística de la Sijín llegaron hasta la Granja La Manuela, vereda Tres Esquinas del corregimiento de Arabia, para la búsqueda del cadáver y la exhumación.
Efectivamente, allí encontraron el cadáver cerca a dicho predio, a orilla de una quebrada, y luego mediante las prendas de vestir y demás características, la familia reconoció a la víctima. El cadáver fue trasladado hasta medicina Legal de Pereira para su respectiva necropsia y establecer el tiempo y causas del deceso.
La audiencia
El día de hoy se llevará a cabo la audiencia de legalización de captura e imputación de cargos por los delitos de secuestro extorsivo, homicidio agravado, hurto agravado y calificado.
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Juan Fernando era el mayor de dos hermanos, vivía con sus padres en la finca donde ocurrieron los hechos, estudiaba veterinaria y para la época de su secuestro estaba trabajando en los galpones aprovechando que estaba de vacaciones de la universidad.
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Al parecer, el secuestrador se atemorizó días después del secuestro, al ver en el corregimiento gran presencia de uniformados de la policía, pues sospechó que estaban en búsqueda del secuestrado y decidió matarlo y enterrarlo en la misma finca donde vivía y continuó exigiendo el dinero del rescate.
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