Un ciudadano que padece glaucoma y siente dolores muy fuertes, no aguantó más la situación que le toca vivir mes tras mes con el dispensario...
Un ciudadano que padece glaucoma y siente dolores muy fuertes, no aguantó más la situación que le toca vivir mes tras mes con el dispensario CM Colombia, entidad que no solo despacha las órdenes de medicamentos para Asmet Salud, sino para otras tantas.
Este paciente apenas tiene 47 años, pero le toca padecer la inhumanidad como a tantos otros colombianos por la falta de inventario o de legalidad de los prestadores de algún servicio de salud. “Es muy duro llegar, esperar cuatro o cinco horas para que le entreguen un pendiente, si eso hacen con uno que todavía es joven, no quiero imaginar la suerte de tantas y tantas personas de la tercera edad que llegan a las 4:00 de la mañana, para una atención que empieza a las 6:00 y que lo dejan a uno en espera hasta casi el mediodía”.
Cada día es la misma respuesta: “los medicamentos no están”, y Leonardo teme, porque cada día siente que su visión es más baja. Las dos gotas que debe aplicarse suman más de $140.000, monto que para una persona que se gana el día a día lo pone a cuestionarse si llevar el pan a la mesa de su familia o atender su dolor.
“Allá la grosería es impresionante, sale una funcionaria a gritar a todo el mundo. Asmet Salud los entregaba en Dosquebradas y yo vivo en Santa Teresita. Pero ahora es trasladarse hasta Pereira con dolores impresionantes”.
Aquí ya hay poca gente en comparación con la aglomeración de la mañana que no compadece ni distingue según el denunciante a personas de la tercera edad o enfermos. |
Cada día es la misma respuesta: “los medicamentos no están”, y Leonardo teme, porque cada día siente que su visión es más baja. Las dos gotas que debe aplicarse suman más de $140.000, monto que para una persona que se gana el día a día lo pone a cuestionarse si llevar el pan a la mesa de su familia o atender su dolor.
“Allá la grosería es impresionante, sale una funcionaria a gritar a todo el mundo. Asmet Salud los entregaba en Dosquebradas y yo vivo en Santa Teresita. Pero ahora es trasladarse hasta Pereira con dolores impresionantes”.
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