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Otra vez se metió El Consota

 La tarde del lunes 18 de abril transcurría normal para los habitantes de la zona rural de Pereira, como La Bella y Mundo Nuevo, lo mismo pasaba en el barrio Rocío bajo. Los habitantes de este lugar terminaban de almorzar o llegaban de hacer su jornada y se disponían a cocinar, cuando el movimiento de los árboles y un ruido diferente que provenía del río alertaron a todos los adultos, ellos entendieron que El Consota venía con más fuerza que el 24 de febrero y solo cogieron los documentos y sacaron a los niños.


Esta vez, la emergencia no les dio tiempo de nada. Las neveras fueron las que por cantidad se contaban ayer entre lo que más se perdió, aunque de todo se perdió, porque las colchonetas que en febrero les había dado la Diger también quedaron inservibles. Los niños quedaron solo con el uniforme que aún tenían puesto y el mercado pasó a ser historia al igual que la mayoría de aves de corral.



Paso a paso por Rocío bajo


Este barrio es una calle larga que a la izquierda cuenta con varias entradas laberínticas y si los vecinos de la calle principal en la mañana del martes aún sacaban pantano por sus puertas, el panorama en la parte posterior era de horror. El agua subió más de un metro y la comunidad hace la siguiente denuncia:


“Cuando construyeron los gaviones, se hicieron unas recámaras que quedaron sin tapa. Cuando el río crece se mete por allí y sale en reflujo por los sanitarios y demás desagües del lavadero y el lavaplatos, lo que nos termina de inundar”, expresa el presidente saliente de la Junta de Acción Comunal.


Al llegar a la orilla del río se aprecia un árbol que la fuerza del caudal arrancó de raíz y  atravesó en la mitad del afluente, lo que ocasionó que el agua girara con más fuerza hacia la margen izquierda, donde está ubicado el caserío. Metros abajo también quedó atravesado uno de los últimos muros de contención que sostenían las canchas del parque El Vergel, los vecinos aseguran que ya se llevó las dos canchas de baloncesto y se está comiendo el terreno sobre el que está la cancha de fútbol.


De igual forma los vecinos reiteran el llamado a la Carder para que haga presencia en la zona y evite que un particular siga modificando la ribera del río para la extracción de arena, piedras de gran tamaño y guadua.


El censo preliminar de la Diger el día de la inundación habla de 40 viviendas afectadas, pero el problema tiene más de hondo que de ancho, porque al igual que en la Avenida del Río, en cada casa viven dos o más familias, lo que hace difícil determinar con precisión el número de personas damnificadas.



Por esta razón los habitantes de Rocío bajo recurren a la solidaridad de los pereiranos y les solicitan que compartan colchones y ropa en buen estado, así como alimentos no perecederos, porque se quedaron sin nevera.






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