Carmen Velásquez se convirtió en un ícono entre los ciudadanos, sus dichos, buenos chistes y conversaciones agradables la hicieron una vieji...
Carmen Velásquez se convirtió en un ícono entre los ciudadanos, sus dichos, buenos chistes y conversaciones agradables la hicieron una viejita querida por todos. La Cucaracha falleció este martes último a las 9 y 45 de la mañana en el Hospital de Kennedy.
Años atrás, los muchachos en busca de adrenalina la molestaban y le gritaban: “Cucaracha”, de inmediato ella salía detrás de los recocheros y debido a su buena puntería, no faltó quien se ganara una buena pedrada.
César Augusto González, recuerda cómo de niño, en los años 70, en compañía de sus amigos, en una oportunidad le gritó el famoso apodo y cuando la tuvo muy cerca, le tocó decirle, “le estamos diciendo , remolacha”, lo que cambiaba el genio de la mujer quien de inmediato regalaba una sonrisa y continuaba su camino.
Por las mañanas llegaba hasta el negocio de doña Luz Edilma Restrepo, donde disfrutaba de una deliciosa arepa con café, echaba un par de chistes y les alegraba la vida con su existencia. De repente se aparecía vestida de muñeca, al otro día, lucía de vestido y así, como queriendo distraer el paso del tiempo, gozaba de ponerse diferente vestuario. Una vecina encontró 48 estopadas de ropa en la casa que habitaba.
La mujer de la tercera edad, no gustaba de los hospitales y le tenía pánico a los ancianatos, por esta razón no le permitía el ingreso a su vivienda a nadie. La única que supo ganarse su confianza fue doña Luz Miriam Henao, pero ni a ella le quiso abrir este martes 6 de abril, por lo que tuvieron que entrar por la ventana y allí la encontró, sola y desvalida, los años y el abandono deterioraron su salud. Ya no era la mujer enérgica y sonriente.
De inmediato, Miriam se le acercó y le dijo “mamacita, que le pasó, me la voy a llevar para el hospital” y así fue, pero con la promesa de que no la dejaría sola y la volvería a dejar en su casa.
Doña Miriam la arregló y salió para el Hospital de Kennedy, muy temprano. Lo que la sorprendió fue que a los pocos minutos de haberla dejado en manos de los médicos, le entregaron el reporte de que había muerto.
César Augusto González, recuerda cómo de niño, en los años 70, en compañía de sus amigos, en una oportunidad le gritó el famoso apodo y cuando la tuvo muy cerca, le tocó decirle, “le estamos diciendo , remolacha”, lo que cambiaba el genio de la mujer quien de inmediato regalaba una sonrisa y continuaba su camino.
Por las mañanas llegaba hasta el negocio de doña Luz Edilma Restrepo, donde disfrutaba de una deliciosa arepa con café, echaba un par de chistes y les alegraba la vida con su existencia. De repente se aparecía vestida de muñeca, al otro día, lucía de vestido y así, como queriendo distraer el paso del tiempo, gozaba de ponerse diferente vestuario. Una vecina encontró 48 estopadas de ropa en la casa que habitaba.
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| El deterioro de su salud era notable. |
La mujer de la tercera edad, no gustaba de los hospitales y le tenía pánico a los ancianatos, por esta razón no le permitía el ingreso a su vivienda a nadie. La única que supo ganarse su confianza fue doña Luz Miriam Henao, pero ni a ella le quiso abrir este martes 6 de abril, por lo que tuvieron que entrar por la ventana y allí la encontró, sola y desvalida, los años y el abandono deterioraron su salud. Ya no era la mujer enérgica y sonriente.
De inmediato, Miriam se le acercó y le dijo “mamacita, que le pasó, me la voy a llevar para el hospital” y así fue, pero con la promesa de que no la dejaría sola y la volvería a dejar en su casa.
Doña Miriam la arregló y salió para el Hospital de Kennedy, muy temprano. Lo que la sorprendió fue que a los pocos minutos de haberla dejado en manos de los médicos, le entregaron el reporte de que había muerto.
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