Cuando alguien muere es costumbre enterrarlo o cremarlo, sin importar la cultura o país, sin embargo, hay algunos difuntos que no tienen ent...
Cuando alguien muere es costumbre enterrarlo o cremarlo, sin importar la cultura o país, sin embargo, hay algunos difuntos que no tienen entierro o velación, pues sus cuerpos son usados para experimentos y, sobre todo, para anfiteatros anatómicos.
Estos occisos se pueden pasar años siendo estudiados por diferentes personas, pues los cuerpos son usados para enseñarles a estudiantes de medicina. Aunque estos cadáveres disecados y tratados con químicos suelen estar dentro de los anfiteatros de las universidades, en la Universidad del Sur de la Florida, USF, están al aire libre.
Están todos desnudos, algunos encerrados en jaulas metálicas, otros cubiertos con un plástico azul, otros enterrados y otros directamente a la intemperie.
Los cadáveres que están enjaulados es para evitar que los animales lleguen a comérselos, ya sea zarigüeyas o buitres.
Otros cuerpos, por lo contrario, sí son expuestos al agua y el sol, además de los animales carroñeros que pueden llegar a comerse el cuerpo y hasta voltearlo, pues estos llegan en manadas. Mientras todo esto pasa los forenses pueden estudiar cómo ocurre la descomposición de los tejidos y también observan la acción de los gusanos, que se alimentan de los órganos internos del cadáver, pero no de la piel.
Aunque el lugar es dedicado a la ciencia, hay quienes creen que regar cadáveres humanos a cielo abierto desafía los ritos más aceptados de la muerte.
Pues inicialmente la granja iba a estar ubicada en el condado de Hillsborough, a unos 80 km de Pasco Florida, pero los vecinos se opusieron al proyecto por temor a la llegada de animales carroñeros, a que sus propiedades perdieran valor y a que tuvieran que soportar el olor nauseabundo de los cuerpos en descomposición.
¿De dónde salen los cuerpos?
Los cadáveres pertenecen a personas que antes de morir decidieron donar voluntariamente su cuerpo a la ciencia. En otros casos, son los familiares del difunto quienes deciden entregarle los despojos a los forenses.
Desde su apertura en el 2017 han recibido 50 cuerpos, y hasta el año pasado tenían 180 voluntarios que ya habían decidido que sus cuerpos serían para la ciencia. Cabe resaltar que el objetivo de estos lugares es entender cómo se descompone el cuerpo humano y qué ocurre en el ambiente que lo rodea durante ese proceso.
Pues estas actividades brindan datos clave para resolver crímenes o mejorar las técnicas de identificación de personas. La mejor manera de entender todo eso que ocurre es observarlo en tiempo real, con cuerpos reales en un ambiente real. Según le explicó Erin Kimmerle, directora del Instituto de Antropología Forense a la BBC, “en general el cuerpo humano pasa por cuatro etapas después de la muerte.
En la primera etapa, llamada ‘cuerpo fresco’, baja la temperatura del cadáver y la sangre que deja de circular se acumula en ciertas partes del cuerpo. Luego, durante la ‘descomposición temprana’, las bacterias comienzan a consumir los tejidos y se empiezan a notar cambios en el color de la piel.
Estos occisos se pueden pasar años siendo estudiados por diferentes personas, pues los cuerpos son usados para enseñarles a estudiantes de medicina. Aunque estos cadáveres disecados y tratados con químicos suelen estar dentro de los anfiteatros de las universidades, en la Universidad del Sur de la Florida, USF, están al aire libre.
Ahí los cuerpos se encuentran a la intemperie, y de acuerdo a su causa de muerte, así mismo se van descomponiendo. Esto le permite a los estudiantes tener un acercamiento directo con las diferentes causas de muerte del paciente.
Granjas de cadáveres
Aunque al sitio lo llaman la ‘granja de cadáveres’, los científicos prefieren nombrarlo como el cementerio forense o laboratorio de tafonomía, que es el área que estudia lo que ocurre con un organismo luego de su muerte.
De lejos, el lugar parece una pradera ideal para dar un paseo, pero al adentrarse en los matorrales un fuerte hedor a muerte hace querer salir corriendo de él. Pues en este terreno de poco más de una hectárea hay 15 cuerpos humanos desperdigados.
Granjas de cadáveres
Aunque al sitio lo llaman la ‘granja de cadáveres’, los científicos prefieren nombrarlo como el cementerio forense o laboratorio de tafonomía, que es el área que estudia lo que ocurre con un organismo luego de su muerte.
De lejos, el lugar parece una pradera ideal para dar un paseo, pero al adentrarse en los matorrales un fuerte hedor a muerte hace querer salir corriendo de él. Pues en este terreno de poco más de una hectárea hay 15 cuerpos humanos desperdigados.
Están todos desnudos, algunos encerrados en jaulas metálicas, otros cubiertos con un plástico azul, otros enterrados y otros directamente a la intemperie.
Los cadáveres que están enjaulados es para evitar que los animales lleguen a comérselos, ya sea zarigüeyas o buitres.
Otros cuerpos, por lo contrario, sí son expuestos al agua y el sol, además de los animales carroñeros que pueden llegar a comerse el cuerpo y hasta voltearlo, pues estos llegan en manadas. Mientras todo esto pasa los forenses pueden estudiar cómo ocurre la descomposición de los tejidos y también observan la acción de los gusanos, que se alimentan de los órganos internos del cadáver, pero no de la piel.
Aunque el lugar es dedicado a la ciencia, hay quienes creen que regar cadáveres humanos a cielo abierto desafía los ritos más aceptados de la muerte.
Pues inicialmente la granja iba a estar ubicada en el condado de Hillsborough, a unos 80 km de Pasco Florida, pero los vecinos se opusieron al proyecto por temor a la llegada de animales carroñeros, a que sus propiedades perdieran valor y a que tuvieran que soportar el olor nauseabundo de los cuerpos en descomposición.
¿De dónde salen los cuerpos?
Los cadáveres pertenecen a personas que antes de morir decidieron donar voluntariamente su cuerpo a la ciencia. En otros casos, son los familiares del difunto quienes deciden entregarle los despojos a los forenses.
Desde su apertura en el 2017 han recibido 50 cuerpos, y hasta el año pasado tenían 180 voluntarios que ya habían decidido que sus cuerpos serían para la ciencia. Cabe resaltar que el objetivo de estos lugares es entender cómo se descompone el cuerpo humano y qué ocurre en el ambiente que lo rodea durante ese proceso.
Pues estas actividades brindan datos clave para resolver crímenes o mejorar las técnicas de identificación de personas. La mejor manera de entender todo eso que ocurre es observarlo en tiempo real, con cuerpos reales en un ambiente real. Según le explicó Erin Kimmerle, directora del Instituto de Antropología Forense a la BBC, “en general el cuerpo humano pasa por cuatro etapas después de la muerte.
En la primera etapa, llamada ‘cuerpo fresco’, baja la temperatura del cadáver y la sangre que deja de circular se acumula en ciertas partes del cuerpo. Luego, durante la ‘descomposición temprana’, las bacterias comienzan a consumir los tejidos y se empiezan a notar cambios en el color de la piel.
En la tercera etapa, la ‘descomposición avanzada’, se acumulan gases, el cuerpo se hincha y se rompen los tejidos. Finalmente, comienza la ‘esqueletonización’, que se hace primero evidente en el rostro, las manos y los pies.”
Cuando los cuerpos llegan a este estado son trasladados a ‘laboratorios secos’, encargados de los esqueletos, ahí los limpian y los almacenan para posibles investigaciones. Hay que recordar que Florida y Australia son los únicos lugares que cuentan con este tipo de granjas aterradoras pero útiles.
Cuando los cuerpos llegan a este estado son trasladados a ‘laboratorios secos’, encargados de los esqueletos, ahí los limpian y los almacenan para posibles investigaciones. Hay que recordar que Florida y Australia son los únicos lugares que cuentan con este tipo de granjas aterradoras pero útiles.
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