Pese a que en octubre los homicidios han bajado un poco, siempre hay una nueva víctima. La Policía no puede estar en todos lados y, aunque l...
Pese a que en octubre los homicidios han bajado un poco, siempre hay una nueva víctima. La Policía no puede estar en todos lados y, aunque los esfuerzos son grandes, los sicarios siempre van un paso adelante.
El crimen
A eso de las 2:30 de la tarde del lunes 27 de octubre, José Darwin Hernández Morales, alias Tajada, caminaba por una calle destapada del barrio Rocío Bajo cuando fue sorprendido por sus verdugos. No se sabe si los asesinos iban en moto o a pie, pero sí que le llegaron de frente y lo acribillaron sin darle tiempo de nada, el pelado recibió todos los tiros el la cabeza aunque no se sabe con exactitud cuántos.
Los vecinos contaron que, por el aguacero de la mañana, la mayoría estaba dentro de sus casas y solo se escucharon los tiros. Cuando un vecino salió, el muchacho ya estaba tirado en el suelo, con varios impactos en la cabeza. Uno de ellos llamó al 123, y en pocos minutos llegaron varias patrullas junto a curiosos que se agolparon a mirar. De inmediato se activó el plan candado pero no se logró la ubicación de los victimarios.
El dolor de una madre
Entre los gritos apareció la mamá del joven, Adriana María Morales, conocida como la Morocha. Venía corriendo desde el barrio Samaria con varios familiares. Un carro de la Sijín que iba por el sector la recogió y la llevó hasta el punto del crimen. Al ver a su hijo tendido, gritó desesperada, “Usted sabe, gonorrea, me la va a pagar, por qué no vino y me mató a mí también”.
El levantamiento
Unidades de la Seccional de Investigación Criminal, Sijín, llegaron al sitio, mientras los policías acordonaban la zona para evitar que curiosos contaminaran la escena. Los funcionarios realizaron la inspección técnica del cuerpo y del lugar de los hechos, verificando si había cámaras de seguridad en el sector que permitieran observar cómo ocurrió el ataque. Después de concluir todas las diligencias correspondientes, el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal, donde se le practicó la necropsia de ley para determinar con precisión la trayectoria de los disparos.

Antecedentes
Hasta el cierre de esta edición no se había confirmado si el joven tenía antecedentes judiciales, pero las autoridades no descartan que el crimen esté relacionado con cuentas pendientes o venganzas.
Dato
Según se supo, el joven conocido como Tajada, vivía en el barrio Samaria junto a su mamá, la Morocha. Además, solía pasar por Rocío Bajo porque tenía una tía en el barrio La Unión.
La mamá también fue víctima
Hace unos meses, Adriana María Morales, sobrevivió a un ataque sicarial en el barrio La Unidad, donde murieron dos hombres y ella resultó herida de gravedad. Ese 7 de abril, según las autoridades, estaba con Jeysson Andrés Monsalve López (33 años) y Carlos Humberto Londoño (59) cuando unos sujetos les dispararon sin decir palabra. A ella le dieron cuatro tiros, uno en la mejilla, otro en el cuello, uno en la mano y otro en la espalda. Se salvó de milagro, pero tenía antecedentes por tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
Cifra
Con este nuevo crimen, ya van 185 homicidios en Pereira en lo que va del 2025.
La comunidad
Varias familias contaron a Q’hubo que se sintieron identificadas con la tragedia, porque también han pasado por lo mismo. Aseguran que ya han vivido el horror de perder a un ser querido asesinado de la misma forma, a plena luz del día, sin explicación y sin que nadie vea nada. “Uno ya no sabe ni por qué matan a la gente… hoy fue él, mañana puede ser cualquiera”, dijo una vecina con miedo, mirando el charco de sangre que quedó en la vía.
El crimen
A eso de las 2:30 de la tarde del lunes 27 de octubre, José Darwin Hernández Morales, alias Tajada, caminaba por una calle destapada del barrio Rocío Bajo cuando fue sorprendido por sus verdugos. No se sabe si los asesinos iban en moto o a pie, pero sí que le llegaron de frente y lo acribillaron sin darle tiempo de nada, el pelado recibió todos los tiros el la cabeza aunque no se sabe con exactitud cuántos.
Los vecinos contaron que, por el aguacero de la mañana, la mayoría estaba dentro de sus casas y solo se escucharon los tiros. Cuando un vecino salió, el muchacho ya estaba tirado en el suelo, con varios impactos en la cabeza. Uno de ellos llamó al 123, y en pocos minutos llegaron varias patrullas junto a curiosos que se agolparon a mirar. De inmediato se activó el plan candado pero no se logró la ubicación de los victimarios.
El dolor de una madre
Entre los gritos apareció la mamá del joven, Adriana María Morales, conocida como la Morocha. Venía corriendo desde el barrio Samaria con varios familiares. Un carro de la Sijín que iba por el sector la recogió y la llevó hasta el punto del crimen. Al ver a su hijo tendido, gritó desesperada, “Usted sabe, gonorrea, me la va a pagar, por qué no vino y me mató a mí también”.
El levantamiento
Unidades de la Seccional de Investigación Criminal, Sijín, llegaron al sitio, mientras los policías acordonaban la zona para evitar que curiosos contaminaran la escena. Los funcionarios realizaron la inspección técnica del cuerpo y del lugar de los hechos, verificando si había cámaras de seguridad en el sector que permitieran observar cómo ocurrió el ataque. Después de concluir todas las diligencias correspondientes, el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal, donde se le practicó la necropsia de ley para determinar con precisión la trayectoria de los disparos.

Antecedentes
Hasta el cierre de esta edición no se había confirmado si el joven tenía antecedentes judiciales, pero las autoridades no descartan que el crimen esté relacionado con cuentas pendientes o venganzas.
Dato
Según se supo, el joven conocido como Tajada, vivía en el barrio Samaria junto a su mamá, la Morocha. Además, solía pasar por Rocío Bajo porque tenía una tía en el barrio La Unión.
La mamá también fue víctima
Hace unos meses, Adriana María Morales, sobrevivió a un ataque sicarial en el barrio La Unidad, donde murieron dos hombres y ella resultó herida de gravedad. Ese 7 de abril, según las autoridades, estaba con Jeysson Andrés Monsalve López (33 años) y Carlos Humberto Londoño (59) cuando unos sujetos les dispararon sin decir palabra. A ella le dieron cuatro tiros, uno en la mejilla, otro en el cuello, uno en la mano y otro en la espalda. Se salvó de milagro, pero tenía antecedentes por tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
Cifra
Con este nuevo crimen, ya van 185 homicidios en Pereira en lo que va del 2025.
La comunidad
Varias familias contaron a Q’hubo que se sintieron identificadas con la tragedia, porque también han pasado por lo mismo. Aseguran que ya han vivido el horror de perder a un ser querido asesinado de la misma forma, a plena luz del día, sin explicación y sin que nadie vea nada. “Uno ya no sabe ni por qué matan a la gente… hoy fue él, mañana puede ser cualquiera”, dijo una vecina con miedo, mirando el charco de sangre que quedó en la vía.

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