Julián Andrés Santa Por supuesto que la inclusión también se juega y en varias ocasiones, es un compromiso y una responsabilidad que no tod...
Julián Andrés Santa
Por supuesto que la inclusión también se juega y en varias ocasiones, es un compromiso y una responsabilidad que no todos están dispuestos a afrontar. Es así como desde la fundación Érase Una Vez, de Pereira, consideran que 'el deporte es una de las terapias más efectivas para niños invisibles'. Así lo explica Ana Kary Daza Socarras, fundadora de esta fundación, donde su objetivo es brindar cada vez más espacios de inclusión en los niños y niñas, para hacer más amena su vida.
¿Cómo trabajan el deporte?
“Estamos tocando puertas con profesores de natación que tienen experiencia en niños con condiciones y además, visitaremos clubes y centros deportivos para crear conciencia sobre la importancia de la aceptación. También estamos trabajando en diseñar una línea de orientación para que los profesores sepan cómo actuar en momentos de crisis. Nuestro objetivo es que el deporte se convierta en una verdadera terapia de inclusión”.
Autismo y el deporte
“Es importante incluir a los niños con autismo en el deporte, porque el autismo no se ve y por eso, muchas veces se ignora pero en el deporte, todos los niños tienen una oportunidad de expresarse y ser reconocidos. Para ellos, jugar significa aprender a compartir, a seguir reglas, a disfrutar sin ser juzgados, por lo que es una herramienta terapéutica y social invaluable”.
Mamá de hijo autista
“Mi hijo apenas inicia en natación y sé lo difícil que es encontrar espacios inclusivos, pero escuchar a otras mamás que ya ven avances en sus hijos desde la equitación, el gimnasio o la natación, confirma algo poderoso: el deporte cambia vidas y abre puertas a la inclusión. Por eso, desde la Fundación Érase Una Vez, seguimos tocando corazones y apoyando a profesionales, para que ningún niño quede fuera del juego”.
Experiencia propia
“Es muy difícil porque exige una paciencia y un compromiso enorme, pero sobre todo disposición en el corazón. Como mamá sé que no siempre los profesionales están preparados y eso duele, porque sentimos que nuestros hijos se quedan por fuera. Sin embargo, cuando se les da la oportunidad, el deporte se convierte en magia: les ayuda a creer en ellos mismos, a ser parte de un grupo y a mostrarnos que son capaces de mucho más de lo que imaginamos”.
Se juega con empatía
Por último, agrega Ana Kary Daza, creadora de la Fundación Érase Una Vez: “Gracias de corazón a cada entrenador que abre su espacio y su paciencia para nuestros niños. Ustedes no solo enseñan deporte, están sembrando inclusión, confianza y esperanza en cada familia. Desde la Fundación Érase Una Vez, les agradecemos por demostrar que el deporte también se juega con empatía”.
Por supuesto que la inclusión también se juega y en varias ocasiones, es un compromiso y una responsabilidad que no todos están dispuestos a afrontar. Es así como desde la fundación Érase Una Vez, de Pereira, consideran que 'el deporte es una de las terapias más efectivas para niños invisibles'. Así lo explica Ana Kary Daza Socarras, fundadora de esta fundación, donde su objetivo es brindar cada vez más espacios de inclusión en los niños y niñas, para hacer más amena su vida.
¿Cómo trabajan el deporte?
“Estamos tocando puertas con profesores de natación que tienen experiencia en niños con condiciones y además, visitaremos clubes y centros deportivos para crear conciencia sobre la importancia de la aceptación. También estamos trabajando en diseñar una línea de orientación para que los profesores sepan cómo actuar en momentos de crisis. Nuestro objetivo es que el deporte se convierta en una verdadera terapia de inclusión”.
Autismo y el deporte
“Es importante incluir a los niños con autismo en el deporte, porque el autismo no se ve y por eso, muchas veces se ignora pero en el deporte, todos los niños tienen una oportunidad de expresarse y ser reconocidos. Para ellos, jugar significa aprender a compartir, a seguir reglas, a disfrutar sin ser juzgados, por lo que es una herramienta terapéutica y social invaluable”.
Mamá de hijo autista
“Mi hijo apenas inicia en natación y sé lo difícil que es encontrar espacios inclusivos, pero escuchar a otras mamás que ya ven avances en sus hijos desde la equitación, el gimnasio o la natación, confirma algo poderoso: el deporte cambia vidas y abre puertas a la inclusión. Por eso, desde la Fundación Érase Una Vez, seguimos tocando corazones y apoyando a profesionales, para que ningún niño quede fuera del juego”.
Experiencia propia
“Es muy difícil porque exige una paciencia y un compromiso enorme, pero sobre todo disposición en el corazón. Como mamá sé que no siempre los profesionales están preparados y eso duele, porque sentimos que nuestros hijos se quedan por fuera. Sin embargo, cuando se les da la oportunidad, el deporte se convierte en magia: les ayuda a creer en ellos mismos, a ser parte de un grupo y a mostrarnos que son capaces de mucho más de lo que imaginamos”.
Se juega con empatía
Por último, agrega Ana Kary Daza, creadora de la Fundación Érase Una Vez: “Gracias de corazón a cada entrenador que abre su espacio y su paciencia para nuestros niños. Ustedes no solo enseñan deporte, están sembrando inclusión, confianza y esperanza en cada familia. Desde la Fundación Érase Una Vez, les agradecemos por demostrar que el deporte también se juega con empatía”.
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