Quizás los problemas que solo él conocía lo tenían abrumado. Llegó a hospedarse, pero no atentó contra su vida el mismo día. Esperó al sigui...
Quizás los problemas que solo él conocía lo tenían abrumado. Llegó a hospedarse, pero no atentó contra su vida el mismo día. Esperó al siguiente, y aun pensando, tomó la decisión. Dejó ver que no estaba seguro.


¿Qué pasó?
El hecho ocurrió en el Hotel 4/21, ubicado en la calle 21 con carrera 3, pleno centro de Pereira. El señor Hugo Alberto Montoya Agudelo, reconocido comerciante de la ciudad, se había hospedado desde el miércoles, posiblemente, habría escogido ese lugar para evitar que sus familiares presenciaran la tragedia o fueran quienes encontrarán la escena.
En la mañana del jueves, los empleados del hotel escucharon una detonación y, asustados, llamaron de inmediato a la Policía. Cuando la patrulla llegó, hallaron al hombre sentado en la cama, con abundante sangre en el rostro y el arma al lado.
De acuerdo con los reportes preliminares, la bala no alcanzó el cráneo, sino que salió por el rostro, causándole heridas graves, pero sin comprometerle la vida de inmediato. Ahí mismo lo trasladaron de urgencia al Hospital Universitario San Jorge, donde los médicos lo intubaron para practicarle una cirugía de urgencia ya que había perdido mucha sangre. Hasta la tarde del jueves, su estado era delicado pero estable, y seguía bajo observación médica.
En el lugar
Según contaron las personas del hotel, el hombre no mostró comportamientos extraños durante su estadía. Nadie sospechó lo que planeaba.
Los familiares
Al enterarse, los familiares de Hugo Alberto llegaron rápidamente al hotel, pero ya lo habían llevado al hospital. En medio del desconcierto, contaron a las autoridades que él no sufría de ninguna enfermedad ni tenía problemas graves.
Incluso, mostraron un audio de WhatsApp que había enviado, donde afirmaba que todo estaba bien, que tenía sus negocios y sus deudas, pero nada que no pudiera manejar. También aseguraron que no sabían que él poseía un arma de fuego, ni cómo la consiguió.
La investigación
El CTI de la Fiscalía adelantó la inspección en la habitación y realizó las respectivas preguntas a los familiares. Todo apunta a que el comerciante atravesaba por una crisis emocional o económica, aunque no hay confirmación oficial, ya que la familia afirmó que él estaba muy bien.
El hecho ocurrió en el Hotel 4/21, ubicado en la calle 21 con carrera 3, pleno centro de Pereira. El señor Hugo Alberto Montoya Agudelo, reconocido comerciante de la ciudad, se había hospedado desde el miércoles, posiblemente, habría escogido ese lugar para evitar que sus familiares presenciaran la tragedia o fueran quienes encontrarán la escena.
En la mañana del jueves, los empleados del hotel escucharon una detonación y, asustados, llamaron de inmediato a la Policía. Cuando la patrulla llegó, hallaron al hombre sentado en la cama, con abundante sangre en el rostro y el arma al lado.
De acuerdo con los reportes preliminares, la bala no alcanzó el cráneo, sino que salió por el rostro, causándole heridas graves, pero sin comprometerle la vida de inmediato. Ahí mismo lo trasladaron de urgencia al Hospital Universitario San Jorge, donde los médicos lo intubaron para practicarle una cirugía de urgencia ya que había perdido mucha sangre. Hasta la tarde del jueves, su estado era delicado pero estable, y seguía bajo observación médica.
En el lugar
Según contaron las personas del hotel, el hombre no mostró comportamientos extraños durante su estadía. Nadie sospechó lo que planeaba.
Los familiares
Al enterarse, los familiares de Hugo Alberto llegaron rápidamente al hotel, pero ya lo habían llevado al hospital. En medio del desconcierto, contaron a las autoridades que él no sufría de ninguna enfermedad ni tenía problemas graves.
Incluso, mostraron un audio de WhatsApp que había enviado, donde afirmaba que todo estaba bien, que tenía sus negocios y sus deudas, pero nada que no pudiera manejar. También aseguraron que no sabían que él poseía un arma de fuego, ni cómo la consiguió.
La investigación
El CTI de la Fiscalía adelantó la inspección en la habitación y realizó las respectivas preguntas a los familiares. Todo apunta a que el comerciante atravesaba por una crisis emocional o económica, aunque no hay confirmación oficial, ya que la familia afirmó que él estaba muy bien.
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