Han pasado 18 meses del el atroz asesinato del sacerdote Darío Valencia Uribe, párroco de la iglesia María Auxiliadora de Pereira, y el conf...
Han pasado 18 meses del el atroz asesinato del sacerdote Darío Valencia Uribe, párroco de la iglesia María Auxiliadora de Pereira, y el confeso responsable, Julián Eduardo Cifuentes Gómez, continúa detenido en Francia, a la espera de ser extraditado a Colombia.El director seccional de Fiscalías de Risaralda, César Bolaños, confirmó que la Fiscalía General de la Nación ya cumplió con todos los trámites legales y judiciales necesarios para la extradición de Cifuentes Gómez.
El caso causó una conmoción inmensa
El director Bolaños explicó que este crimen marcó profundamente a la comunidad risaraldense y que desde la Fiscalía se han agotado todos los pasos legales para lograr que Cifuentes sea entregado a las autoridades colombianas. Agregó que el proceso ha pasado por todas las etapas exigidas por el derecho internacional, y que ahora el caso se encuentra en manos de las autoridades francesas y los ministerios de relaciones exteriores de ambos países.
“Sin duda, ese caso causó una conmoción inmensa en toda la comunidad risaraldense. Ha surtido todo el trámite legal por parte de la Fiscalía, es decir, a través de la Dirección de Asuntos Internacionales se cumplieron todos los protocolos. Nosotros estamos a órdenes de las autoridades francesas para que lo envíen; ya cumplimos con todo el proceso. En este momento estamos en un tema de articulación entre el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia con el Ministerio de relaciones exteriores de Francia para poder traer a la persona”, explicó el director.
El director seccional de Fiscalías de Risaralda, explicó que una vez Julián Eduardo Cifuentes Gómez sea extraditado a Colombia, la Fiscalía retomará el proceso penal en su contra, realizará la imputación de cargos y solicitará una medida de aseguramiento. Esto, teniendo en cuenta que el hombre ya habría confesado el asesinato del padre Darío Valencia Uribe.
Sin embargo, Bolaños aclaró que aún no se tiene una fecha estimada para su extradición.
"Hay que seguir el protocolo. Se envió una delegación a Francia donde se logró que Cifuentes confesara el crimen y proporcionará las coordenadas para ubicar los restos del padre Darío", indicó Bolaños.
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Posibilidad de audiencia virtual
Ante la posibilidad de que el proceso de extradición se demore más de lo esperado, Bolaños aseguró que la Fiscalía podría plantear la opción de hacer la audiencia de imputación de cargos de manera virtual. Sin embargo, remarcó que la prioridad es que Cifuentes esté en territorio colombiano.
"Lo ideal es que Cifuentes se encuentre en Pereira y esté cobijado por una medida de aseguramiento en la ciudad, para que el proceso siga de acuerdo con la ley", concluyó el director.
El crimen que estremeció a Pereira
El padre Darío Valencia desapareció el 25 de abril de 2023, tras salir de la parroquia María Auxiliadora. Su ausencia desató la alarma entre feligreses y conocidos, hasta que el 20 de septiembre de ese mismo año, las autoridades hallaron sus restos en la vereda Patio Bonito, del municipio de Belalcázar, Caldas.
Según las investigaciones, Julián Eduardo Cifuentes Gómez, quien era una persona cercana al sacerdote, transportó el cuerpo del religioso en una camioneta Nissan Frontier gris, de placas GKL 427. El hombre tomó la vía La Virginia–Viterbo, se detuvo a tanquear en el sector de Acapulco y luego tomó una ruta alterna para evitar el peaje, llegando a una zona rural donde arrojó el cuerpo del sacerdote a un abismo de 40 metros. Tras cometer el crimen, Cifuentes condujo hasta Viterbo, lavó la camioneta y la dejó guardada en un parqueadero del casco urbano, con la intención de mantenerla allí por un mes, como si nada hubiera ocurrido.
Confesión ante la justicia francesa
En un principio, Cifuentes guardó silencio ante la comisión de la Fiscalía colombiana que viajó a Francia. Pero meses después, ante el Tribunal de Créteil, en París, el 14 de septiembre de 2024, confesó haber asesinado al padre Darío, durante un interrogatorio de más de siete horas. Relató cómo le disparó cuatro veces dentro de la camioneta, poco después de salir de la iglesia María Auxiliadora. Dijo que el cuerpo quedó recostado sobre el volante y se negó a explicar los motivos del crimen, manteniendo el misterio sobre las razones que lo llevaron a cometer el homicidio.
La huida y la captura
En los primeros días de la investigación, Cifuentes fue llamado a declarar como la última persona que vio con vida al sacerdote. En ese momento no había una orden de captura en su contra, es decir aún no había pruebas suficientes para vincularlo al caso por lo que fue dejado en libertad, situación que aprovechó para huir del país. Cuando la Fiscalía finalmente reunió las pruebas suficientes, ya había salido de Colombia, por lo que se emitió una circular roja de Interpol, que llevó a su captura en un hotel de Francia, donde esperaba abordar un vuelo hacia un país sin tratado de extradición.
Un año de espera por justicia
Hoy, 18 meses después del crimen, la comunidad pereirana sigue esperando que Julián Cifuentes pise suelo colombiano para responder ante la justicia por el asesinato del padre Darío.
Desde la Fiscalía de Risaralda se mantiene la presión diplomática para agilizar la extradición, mientras el caso continúa bajo la atención de la Cancillería y las autoridades judiciales francesas. El director César Bolaños reiteró que el caso no está olvidado y que el compromiso de la entidad es garantizar que se haga justicia en el país donde ocurrió el crimen.
El caso causó una conmoción inmensa
El director Bolaños explicó que este crimen marcó profundamente a la comunidad risaraldense y que desde la Fiscalía se han agotado todos los pasos legales para lograr que Cifuentes sea entregado a las autoridades colombianas. Agregó que el proceso ha pasado por todas las etapas exigidas por el derecho internacional, y que ahora el caso se encuentra en manos de las autoridades francesas y los ministerios de relaciones exteriores de ambos países.
“Sin duda, ese caso causó una conmoción inmensa en toda la comunidad risaraldense. Ha surtido todo el trámite legal por parte de la Fiscalía, es decir, a través de la Dirección de Asuntos Internacionales se cumplieron todos los protocolos. Nosotros estamos a órdenes de las autoridades francesas para que lo envíen; ya cumplimos con todo el proceso. En este momento estamos en un tema de articulación entre el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia con el Ministerio de relaciones exteriores de Francia para poder traer a la persona”, explicó el director.
El director seccional de Fiscalías de Risaralda, explicó que una vez Julián Eduardo Cifuentes Gómez sea extraditado a Colombia, la Fiscalía retomará el proceso penal en su contra, realizará la imputación de cargos y solicitará una medida de aseguramiento. Esto, teniendo en cuenta que el hombre ya habría confesado el asesinato del padre Darío Valencia Uribe.
Sin embargo, Bolaños aclaró que aún no se tiene una fecha estimada para su extradición.
"Hay que seguir el protocolo. Se envió una delegación a Francia donde se logró que Cifuentes confesara el crimen y proporcionará las coordenadas para ubicar los restos del padre Darío", indicó Bolaños.
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Posibilidad de audiencia virtual
Ante la posibilidad de que el proceso de extradición se demore más de lo esperado, Bolaños aseguró que la Fiscalía podría plantear la opción de hacer la audiencia de imputación de cargos de manera virtual. Sin embargo, remarcó que la prioridad es que Cifuentes esté en territorio colombiano.
"Lo ideal es que Cifuentes se encuentre en Pereira y esté cobijado por una medida de aseguramiento en la ciudad, para que el proceso siga de acuerdo con la ley", concluyó el director.
El crimen que estremeció a Pereira
El padre Darío Valencia desapareció el 25 de abril de 2023, tras salir de la parroquia María Auxiliadora. Su ausencia desató la alarma entre feligreses y conocidos, hasta que el 20 de septiembre de ese mismo año, las autoridades hallaron sus restos en la vereda Patio Bonito, del municipio de Belalcázar, Caldas.
Según las investigaciones, Julián Eduardo Cifuentes Gómez, quien era una persona cercana al sacerdote, transportó el cuerpo del religioso en una camioneta Nissan Frontier gris, de placas GKL 427. El hombre tomó la vía La Virginia–Viterbo, se detuvo a tanquear en el sector de Acapulco y luego tomó una ruta alterna para evitar el peaje, llegando a una zona rural donde arrojó el cuerpo del sacerdote a un abismo de 40 metros. Tras cometer el crimen, Cifuentes condujo hasta Viterbo, lavó la camioneta y la dejó guardada en un parqueadero del casco urbano, con la intención de mantenerla allí por un mes, como si nada hubiera ocurrido.
Confesión ante la justicia francesa
En un principio, Cifuentes guardó silencio ante la comisión de la Fiscalía colombiana que viajó a Francia. Pero meses después, ante el Tribunal de Créteil, en París, el 14 de septiembre de 2024, confesó haber asesinado al padre Darío, durante un interrogatorio de más de siete horas. Relató cómo le disparó cuatro veces dentro de la camioneta, poco después de salir de la iglesia María Auxiliadora. Dijo que el cuerpo quedó recostado sobre el volante y se negó a explicar los motivos del crimen, manteniendo el misterio sobre las razones que lo llevaron a cometer el homicidio.
La huida y la captura
En los primeros días de la investigación, Cifuentes fue llamado a declarar como la última persona que vio con vida al sacerdote. En ese momento no había una orden de captura en su contra, es decir aún no había pruebas suficientes para vincularlo al caso por lo que fue dejado en libertad, situación que aprovechó para huir del país. Cuando la Fiscalía finalmente reunió las pruebas suficientes, ya había salido de Colombia, por lo que se emitió una circular roja de Interpol, que llevó a su captura en un hotel de Francia, donde esperaba abordar un vuelo hacia un país sin tratado de extradición.
Un año de espera por justicia
Hoy, 18 meses después del crimen, la comunidad pereirana sigue esperando que Julián Cifuentes pise suelo colombiano para responder ante la justicia por el asesinato del padre Darío.
Desde la Fiscalía de Risaralda se mantiene la presión diplomática para agilizar la extradición, mientras el caso continúa bajo la atención de la Cancillería y las autoridades judiciales francesas. El director César Bolaños reiteró que el caso no está olvidado y que el compromiso de la entidad es garantizar que se haga justicia en el país donde ocurrió el crimen.
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