La angustia que por más de cuatro meses han vivido tres familias pereiranas empezó a convertirse en la peor de las pesadillas. La desaparici...
La angustia que por más de cuatro meses han vivido tres familias pereiranas empezó a convertirse en la peor de las pesadillas. La desaparición de Johan Camilo Osorio García, de 17 años; Sebastián Valencia Vélez, de 28; y Wilmar Ferney Mosquera Marín, de 43, quienes salieron de Pereira el pasado 24 de abril y nunca más volvieron a ser vistos, tomó un nuevo giro.
Aunque los seres queridos de las víctimas guardaban la esperanza de encontrarlos con vida, esta ilusión se derrumbó con el hallazgo de Wilmar, quien fue encontrado muerto y enterrado en zona rural de Santa Rosa de Cabal.
La desaparición
Todo comenzó la noche del miércoles 24 de abril. Johan Camilo y Sebastián salieron desde el barrio El Plumón de Pereira. Los recogió Wilmar Ferney, un hombre de 43 años que trabajaba como conductor de plataforma y que en ese momento conducía un vehículo Chevrolet Sail de placas HWU 401.
El plan de los muchachos, según se conoció, era asistir a una fiesta en una finca. Antes de emprender el viaje, ingresaron al barrio El Rosal, al parecer porque uno de ellos iba a comprar marihuana tipo creepy. Esa fue la última vez que alguien los vio con vida.
Las familias, llenas de angustia al ver que los muchachos no respondían ni llamadas ni mensajes y que no regresaron a sus casas, algo que no era común en ellos, empezaron a temer lo peor. Aun así, tuvieron que esperar las 72 horas que exige la ley para poder instaurar la denuncia. Apenas se cumplió ese tiempo, acudieron a la Fiscalía de Pereira, donde el grupo de desaparecidos del CTI tomó el caso y arrancó con las labores de búsqueda.


El carro abandonado
Las alarmas se encendieron aún más el 20 de junio, ya habían pasado dos meses desde la desaparición de los tres jóvenes y hacia las 3:30 de la tarde, la comunidad llamó a la Policía para reportar la presencia sospechosa de un vehículo que llevaba varios días abandonado en plena vía pública de la calle 15 con carrera 24, del barrio El Edén. Al llegar al sitio y realizar la verificación de antecedentes del vehículo, las autoridades confirmaron que se trataba del Chevrolet Sail, el cual figuraba como hurtado en el sistema. De inmediato, el CTI de la Fiscalía asumió las diligencias en el lugar y confirmaron que se trataba del carro en el que se movilizaban los desaparecidos. Desde ese instante, las esperanzas de hallarlos con vida comenzaron a desvanecerse.
El hallazgo
Fue una fuente humana anónima la que indicó a las autoridades el lugar exacto donde estaría uno de los cuerpos, sin precisar si se trataba de Johan Camilo, Sebastián o Wilmar. Con esa información en mano, la Fiscalía 4 especializada, que adelanta la investigación por el delito de desaparición forzada, ordenó la exhumación. De inmediato, un equipo del CTI, con el apoyo del Gaula Militar del Eje Cafetero, se desplazó en la mañana del lunes 1 de septiembre hasta la vereda San Bernardino Alto El Oso, en zona rural de Santa Rosa de Cabal.


El carro abandonado
Las alarmas se encendieron aún más el 20 de junio, ya habían pasado dos meses desde la desaparición de los tres jóvenes y hacia las 3:30 de la tarde, la comunidad llamó a la Policía para reportar la presencia sospechosa de un vehículo que llevaba varios días abandonado en plena vía pública de la calle 15 con carrera 24, del barrio El Edén. Al llegar al sitio y realizar la verificación de antecedentes del vehículo, las autoridades confirmaron que se trataba del Chevrolet Sail, el cual figuraba como hurtado en el sistema. De inmediato, el CTI de la Fiscalía asumió las diligencias en el lugar y confirmaron que se trataba del carro en el que se movilizaban los desaparecidos. Desde ese instante, las esperanzas de hallarlos con vida comenzaron a desvanecerse.
El hallazgo
Fue una fuente humana anónima la que indicó a las autoridades el lugar exacto donde estaría uno de los cuerpos, sin precisar si se trataba de Johan Camilo, Sebastián o Wilmar. Con esa información en mano, la Fiscalía 4 especializada, que adelanta la investigación por el delito de desaparición forzada, ordenó la exhumación. De inmediato, un equipo del CTI, con el apoyo del Gaula Militar del Eje Cafetero, se desplazó en la mañana del lunes 1 de septiembre hasta la vereda San Bernardino Alto El Oso, en zona rural de Santa Rosa de Cabal.
Allí, un equipo especializado en exhumaciones realizó excavaciones en un terreno señalado. Después de remover la tierra, apareció el cadáver enterrado. El cuerpo fue trasladado a las instalaciones de Medicina Legal en Pereira, donde los médicos forenses confirmaron la peor noticia para una de las tres familias: se trataba de Wilmar Ferney Mosquera Marín quien tuvo una muerte violenta, se conoció de forma extraoficial que fue decapitado.

Lo que sigue
Con la muerte de Wilmar confirmada, las autoridades temen que Johan Camilo y Sebastián también hayan corrido con la misma suerte. Por eso, ahora las investigaciones se concentran en ubicar dónde estarían enterrados sus cuerpos. Mientras tanto, el dolor embarga a su familia y a las de los otros dos jóvenes, que aunque se aferraban a la esperanza de verlos con vida, hoy enfrentan la cruda realidad de un caso que apunta a un crimen atroz.

Lo que sigue
Con la muerte de Wilmar confirmada, las autoridades temen que Johan Camilo y Sebastián también hayan corrido con la misma suerte. Por eso, ahora las investigaciones se concentran en ubicar dónde estarían enterrados sus cuerpos. Mientras tanto, el dolor embarga a su familia y a las de los otros dos jóvenes, que aunque se aferraban a la esperanza de verlos con vida, hoy enfrentan la cruda realidad de un caso que apunta a un crimen atroz.
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