La esperanza de encontrar vivo a Juan Carlos Díaz Muñoz se desvaneció cuando en la tarde de ayer, el joven fue hallado sin vida en las aguas...
La esperanza de encontrar vivo a Juan Carlos Díaz Muñoz se desvaneció cuando en la tarde de ayer, el joven fue hallado sin vida en las aguas del río Cauca. Su desaparición, que había generado una intensa búsqueda, culminó en el triste desenlace que ha dejado a sus seres queridos devastados.
¿Qué pasó?
El joven de 20 años fue visto por última vez el sábado 10 de agosto en inmediaciones de la zona Franca del corregimiento de Caimalito. El martes 13 de agosto, su hermana se presentó en la Policía de La Virginia para reportar la desaparición desde la mañana del domingo. El caso fue notificado al grupo correspondiente del CTI, que se encargó de las investigaciones.
Aunque los hechos aún están bajo investigación, se conoció que Juan Carlos pasó el sábado compartiendo con amigos y consumiendo bebidas embriagantes en los establecimientos públicos conocidos como kioscos, ubicados cerca del puente, en el corregimiento de Caimalito. Testigos afirman que lo vieron saltar al río Cauca desde el puente, lo que alertó a los familiares, quienes de inmediato iniciaron una búsqueda por los alrededores del río Cauca.
Trágicamente, fue su propio padre quien, en medio de la búsqueda, lo encontró a las 11:00 de la mañana del martes, su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición en un sector conocido como el Remolino, cerca de la finca La Carmelita, en la vereda El Aguacate. Debido a lo inaccesible del lugar, el cuerpo tuvo que ser trasladado en una canoa hasta el sector conocido como la Arenera del Puerto Dulce de Colombia.
El grupo de criminalística del CTI de La Virginia se desplazó al lugar para realizar la inspección técnica del cadáver, que fue hallado desnudo. A pesar de su estado, los familiares lograron identificarlo por sus tatuajes. El cuerpo fue trasladado a Medicina Legal en Pereira, donde se llevará a cabo la necropsia que determinará las causas exactas del deceso.
Su vida
Juan Carlos, un joven natural de La Virginia, era conocido por su carácter noble, serio, humilde y trabajador. Soltero y sin hijos, se ganaba la vida en el sector de la construcción y como agricultor. Vivía con sus padres en el corregimiento de Caimalito, Pereira, donde su comunidad lo recordará como una buena persona, alguien que no se metía con nadie y que llevaba una vida sana, alejada del consumo de estupefacientes. Su trágica muerte ha llenado de tristeza a sus seres queridos, quienes lo vieron siempre como un joven lleno de vida y con un futuro prometedor.
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